Cuando Yang J escuchó que Ji Ning iba a entrenar con Shen Hanxing, se animó —Cuñada, ¿puedo ir contigo? Enséñame algunos movimientos.
Shen Hanxing se veía genial cuando golpeaba a alguien. La manera en que venció a Lin Wei asombró a Yang J. Quería aprender esas habilidades de ella.
Shen Hanxing lo miró con indiferencia. No aceptó ni rechazó —Depende de si puedes levantarte temprano.
La mayoría de los jóvenes tenían un estilo de vida diferente. Dormirían hasta el mediodía si no necesitasen ir a la universidad.
Ji Ning podía sentir que Shen Hanxing la protegía incondicionalmente. Parpadeó, y su nariz se sintió un poco dolorida. No podía llorar. Ya no podía llorar más. Había prometido a su cuñada que haría llorar a aquellos que la hubiesen intimidado.
Ser amada por los demás hacía que Ji Ning se sintiera cálida. Su corazón latía fuerte y se sentía agradecida. No podía soportarlo más y se agarró el pecho. Esa extraña sensación era irresistible.