Cuando Lu Nian escuchó las palabras de Lu Zhu, frunció el ceño. Su tono estaba lleno de impotencia. —Hermano, ella ya está muerta. Estás cavando tu propia tumba. ¡Deberías olvidarla y seguir adelante!
—¿Entonces tú puedes dejarla ir?
Al escuchar la pregunta de Lu Zhu, la respiración de Lu Nian se entrecortó. Su mirada cayó sobre el cielo azul y las nubes blancas fuera de la ventana. Como en un ensueño, parecía ver a su hermana sonriendo dulcemente y llamándolo hermano.
Su hermana era realmente adorable.
Lu Nian cerró lentamente los ojos. Reprimió estos recuerdos en el fondo de su corazón.
—Ya no la recuerdo —dijo Lu Nian fríamente.
—Está bien, en ese caso, tomaré la foto de tu hermana de tu mesita de noche.
Cuando Lu Nian escuchó las palabras de Lu Zhu, frunció el ceño y dijo resignado, —¡No tienes permiso de tocar mis cosas!
Cuando Lu Zhu escuchó las palabras de Lu Nian, entendió. Preguntó, —¿Volverás el próximo año en el aniversario de la muerte de tu hermana?