Esta vez, Qiao Nian no dudó de las palabras del Doctor Su. Creía que sus habilidades médicas eran definitivamente sólidas. Solo así podría haberse convertido en el médico de cabecera de la Abuela.
Sin embargo, esta vez, el pulso de la Abuela indicaba que había sido envenenada.
Esta vez, no estaba del todo segura de poder salvar a la Abuela.
Pero ahora, si pudiera averiguar la causa del envenenamiento de la Abuela, podría salvarla.
El corazón de Qiao Nian latía desbocado, pero su expresión permanecía tranquila. Su mirada se posó en una mesa no muy lejos.
Había una taza de porcelana azul y blanca sobre la mesa. Jiang Yue le había entregado esta taza a la Matriarca Gu justo ahora, y la Matriarca Gu había terminado todo el té que había en ella.