—Estoy en medio de una reunión, hablaremos luego.
Y la llamada se cortó dejando a Valerie colgada una vez más de un hilo. Miró su teléfono mientras la otra mano que sostenía un cigarrillo se acercaba a su boca para dar una profunda calada de humo.
Soltar ese humo de su boca y fosas nasales era la mejor sensación del mundo. La figura masculina que dormía a su lado se removió un poco, pero Valerie ni siquiera se molestó en mirarlo.
—¿Qué hora es? —ella escuchó su voz somnolienta pero no respondió.
—¿Estás bien, chica? —se apoyó en sus codos para observarla mejor. Ella parecía molesta y estaba sosteniendo su teléfono mientras fumaba.
—¡Cariño! —él intentó tocar su hombro desnudo, pero ella apartó su mano y se levantó de la cama. Hasta ahora estaba cubierta con las sábanas, pero entonces verla sin un ápice de ropa hizo algo en las cuerdas de su corazón.
—¿Por favor puedes volver a la cama, chica?
Valerie recogió su ropa del suelo y comenzó a vestirse.