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75% La Leyenda del Scire / Chapter 42: Capítulo 8: El camino que elegirás

章節 42: Capítulo 8: El camino que elegirás

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526

 

—Hola mi amor. —La voz de Lara hizo eco en la sala, acompañada del sonido de sus tacones golpeando el piso.

—Hola cariño, ¿Qué tal estuvo la reunión? —preguntó Rhys, acostado en el sillón, cuando la vio entrar lanzó su celular al bolsillo de su abrigo y se sentó, dejándole espacio para que ella se sentara a su lado. 

—Creo que debería dejar que alguien más se encargue de ellas, pero no me siento cómoda al no estar al tanto de los movimientos de la empresa, por lo que hasta que no avance más el embarazo seguiré yendo —respondió, tomando asiento al lado de Rhys. Comenzó a desenganchar la hebilla de sus tacones y se los quitó, lanzándolos lejos.

—Entiendo, eres demasiado responsable en ese tipo de cosas... Entonces, ¿Estuviste bien? ¿No pasó nada extraño?

—No... Tú sabes, algunas que otras nauseas, es hasta que me acostumbre, después de todo es mi primer embarazo y no creo que sea fácil —respondió. Notó que Rhys la había perdido de vista luego de ella inclinarse hacia atrás, y en un rápido movimiento, se lanzó encima suyo.

—¡Ay! ¿Qué haces? —preguntó Rhys, riendo. Cuando sintió el cuerpo de Lara encima del suyo la sostuvo pasando su mano por su cintura.

—Te amo mucho, ¿Lo sabes, no? —preguntó ella, mirándolo a los ojos.

—Sí... Lo sé, lo tengo tan en claro —respondió Rhys, inclinado a darle un beso.

Pero este llegó antes de parte de ella. Y sus labios se unieron, con calidez, y suavidad. Rhys notó como el sabor del lápiz labial de ella se desparramaba por sus labios... Le encantó.

—Ey... ¿No vieron a...? — Leah entró a la sala, e interrumpió su pregunta apenas apreciar el panorama. Rhys y Lara enredados en sí mismos, y en un beso, sobre el sillón.—. Perdón, ¿Interrumpo algo? —preguntó, esta vez con consideración.

—No, no... Estábamos... Sí, eso, eso, tú sabes —tartamudeo Rhys, entre risas. Miró a Lara a su lado y ella tampoco podía aguantar las risas.

—Realmente nadie me creería nadie si les digo que mis padres tienen veintiocho y treinta años respectivamente y que actúan como adolescentes, aunque no es un reproche, deseo que actúen así toda su vida a que se conviertan en unos viejos amargados —señaló la chica, con una sonrisa.

—De hecho, no me molestaría envejecer y convertirme en un viejo amargado, aunque un viejo amargado bastante atractivo —bromeó Rhys, haciendo gala de su hermoso semblante.

—Yo soy más atractiva que tú... De hecho, mi color de ojos y de cabello son más hermosos —soltó Lara, detonando una discusión.

—¿Perdón? Lo de tu cabello no lo voy a negar, pero mis ojos son más hermosos —contradijo Rhys, todavía seguro y fehaciente de su creencia.

—Chicos, ¿Pueden dejar de pelear sobre eso? Todos sabemos que los ojos más hermosos los tiene Vlas —interrumpió Leah, y ambos la quedaron mirando en silencio.

—Pero si Vlas tiene el mismo color que los míos —protestó Rhys, alargando más la situación.

—No... Los de él son más claros, Leah tiene razón —Lara terminó por concordar con Leah.

Con sólo una mirada ya se habían complotado para hacerle la vida imposible a Rhys.

—Maldita sea... Son dos contra uno, es injusto —rezongó él una última vez, y cruzó sus brazos aceptando su derrota.

—Lara me apoya, así que cerramos el debate... Aunque debo decir que si ustedes tuvieran un hijo probablemente tendría los ojos más hermosos, envidiaría demasiado a ese niño, sería la perfección hecha persona, tales genes son únicos —explicó Leah, con encanto.

—Gracias por halagarnos, Leah, pero por más que eso suene muy bien, no somos ese tipo de personas, estamos muy lejos de ser perfectos —dijo Rhys, cabizbajo en señal de modestia, hasta que se dio cuenta de algo—. Espera... Ahora que dijiste algo sobre tener un... —No pudo terminar de hablar, y giró un poco su mirada al sentir como la mano de Lara le tapaba la boca e impedía que pronunciara sus palabras.

–—Rhys... ¿Qué estabas a punto de decir? —preguntó ella, entre susurros. Él golpeó su mano intentando que ella lo soltara para responder esa pregunta.

—¿Acaso es un secreto? Deberíamos decírselo cuanto antes... Tarde o temprano se terminará dando cuenta —respondió Rhys.

—No tengo nada que argumentar... ¿Quién se lo dice entonces? ¿Tú o yo? —preguntó Lara.

—Bueno, me parece que están muy misteriosos, no me dejen con el suspenso, díganme por favor. —Leah descifró el aura de discreción que los rodeaba a ambos, y al saber que sería testigo de un gran secreto no pudo evitar emocionarse un poco.

—Vas a tener un hermano... —soltó Lara, y la expresión de su hija como reacción a sus palabras no tuvo reparo.

¿Un hermano? Desde pequeña había esperado escuchar esa noticia. Primero de sus padres, ilusión que se rompió con su fallecimiento, y cuando se acostumbró a su nueva familia supo que con el amor que se tenían Rhys y Lara algún día llegaría el momento en el cual la frase «vas a tener un hermano» se hiciera realidad... Y el momento se estaba presentando frente a ella.

—¿Qué? ¿Acaso estas embarazada? —Esperó la obvia respuesta con una latente emoción atrapada en su garganta... Apenas Lara lo confirmara esta saldría disparada.

—Sí... Apenas es un mes y medio, pero igualmente vamos a ser padres —respondió Lara, inclinándose hacia su izquierda, un poco recostada a Rhys. Le dio un abrazo.

—No... No puede ser... ¡Es la mejor noticia que me han dado en mi vida! —Los ojos de Leah se llenaron de lágrimas de felicidad al soltar su excitación acompañada de una rápida y presurosa respiración. 

—¿Tan así cariño? —preguntó Lara, con una sonrisa. La reacción de Leah era maravillosa, la hizo sentirse alegre en un instante.

—Ustedes no saben lo mucho que deseaba tener un hermano... Es algo... Es algo que esperaba hace demasiado tiempo. —Rhys y Lara comprendieron que no mentía con su afirmación, y ambos se miraron con una sonrisa—. ¡Los amo! —Alzó la voz, y se lanzó hacia ellos, quienes la atraparon en un fuerte abrazo.

—Nosotros también —correspondieron Rhys y Lara al mismo tiempo.

Los tres abrazados parecían una familia perfecta.

 Ese pensamiento pasó por la cabeza de Rhys en un segundo... Mirándolo de esa forma, era cierto... Él tenía una familia. Tanto tiempo había estado solo, y ahora tenía una familia unida, tenía eso que había anhelado siempre. Desde que era niño quiso saber lo que se sentía el calor de un abrazo familiar, pero cuando no era su padre dejándolos de lado por el trabajo o porque era un energúmeno bastardo, era su madre intentando repartir su tiempo para él y sus dos hermanos. Creció con mucho cariño, no lo iba a negar, Clio no era una persona fría ni nada por el estilo, el tiempo que pasaba con él, aunque fuera poco era grato, pero eso no quitaba el hecho de que tenía dos padres, y el cariño de uno solo jamás completaría a un niño necesitado.

 Nunca se hizo se la idea de alguna vez casarse o tener un hijo, su crianza había sido por y para gobernar, nada más, incluso los amigos que tenía no eran más que solo estándares que lo seguían por su apellido y estatus, o al menos asi siempre lo vio él. La primera vez que quiso formar una familia fue luego de la vez que se le declaró a Lara... A los dieciséis años. Lara se le había adelantado aquella vez y le había robado un beso luego de una larga tarde que pasaron juntos, y él aprovechó esa oportunidad para decirle todo lo que sentía, y para ambos, fue igual. Después de dejarla en su casa caminó hacia la suya tocando sus labios, y con una sola idea en la cabeza: Casarse, formar una familia y ser feliz junto a ella.

 Mirando al pasado con la perspectiva que tenía en ese presente podría decir que fue mucho más optimista de lo que creía, y acertado también. Siete años después de decláresele, se casó con Lara Harch, meses antes a su casamiento habían adoptado a una adorable niña llamada Leah... Olvidando su deseo de la adolescencia no se dio cuenta de lo rápido que se había cumplido su anhelo. Principalmente porque no se lo había vuelto a plantear de nuevo otra vez... Pasó mucho a su alrededor que convirtió ese deseo en algo secundario, había muchas cosas que debía arreglar antes de llegar hasta ese punto primero: Proteger a Lara y a Leah era lo principal, mantener una paz prolongada también, entrenar a sus pupilos, salvarse a sí mismo de la oscuridad, acompañar a Lara en la lucha contra sus miedos e inseguridades, alejar a Rygal de todo lo que quería, volver a Remia por Vlas y su madre, y dejarles ser felices en ese futuro que les prometió... Era demasiado, demasiado como para que su único deseo fuera formar una familia, al final eso no sería una necesidad... Sería una consecuencia.

 Con esa misma idea llegó a una sola conclusión... Las consecuencias empezaban a hacer presencia, así que eso sólo significaba una cosa, estaba yendo por el camino que debía, y comenzaba a darle un poco de esperanza a todo y a todos los que lo rodeaban... Por eso las lágrimas se hicieron presentes; no solo por saber que Lara, la mujer con la cual se había casado y que a su vez amaba con su alma, lo acompañaba en su camino, ni porque ambos esperaban un hijo, ni por la familia que habían formado; tampoco por saber que luego de diez años esperando volver a reencontrarse ahora tenía a su hermano a su lado, ni por saber que incluso con todo lo que sufrió mientras vivía su vida, al final comenzaba a ser feliz haciendo sus deseos realidad... No, no lloraba sólo por eso... Lloraba porque veintiocho años no eran nada, lloraba porque todavía tenía mucho camino por delante, lloraba porque incluso teniendo la solución al problema principal no podía hacer nada para arreglarlo, lloraba porque había perdido demasiado, lloraba porque aun siendo feliz, todavía no terminaba de estar triste... Era un llanto agridulce, un llanto de penas y glorias, así como lo era el mundo, así como lo era su vida... Así como siempre fue él... Tan ambiguo y conflictivo, sin tener la respuesta a nada, sin certezas... Sin el conocimiento exacto de su destino, ese por el que de todas maneras luchaba sin parar. «¿Qué será conmigo al final?», se preguntó mil veces. Sólo como motivación, para encontrarle respuesta. Y que esa respuesta, al menos... Lo dejara ser libre... Lo dejara ser feliz.

—Lo siento chicas —dijo, sonando un poco su nariz al ponerse de pie.

—Rhys... ¿Estás llorando? —preguntó Leah, desviando su mirada hacia él, quien se alejaba de ellas sin mirar atrás.

—No... Me entró algo en el ojo —respondió riendo, aún sin voltearse.

—Sí, Leah, está llorando, es más sentimental de lo crees —declaró Lara.

—Ey... No me expongas —reprochó, dándose la vuelta. Todavía tenía el rastro brillante que una lagrima le había dejado en su mejilla izquierda.

—Realmente no puedo creerlo... Seis años y jamás vi una sola lágrima o sentimiento de tu parte, cada día me sorprendes más. —Leah negó con su cabeza ligeramente, todavía impresionada por la situación.

—No te dejes engañar, Leah, él es así siempre, que se haga el fuerte delante de ustedes no quita que todas las noches duerma abrazado a mí como un bebé —dijo Lara, y al instante, Leah soltó las carcajadas que había estado intentando guardar, ya no podía aguantarse.

—No puede ser, ¿En serio? —preguntó, sin parar de reírse, con sus carcajadas resonando en la sala como un ruido seco.

—Hmm... Me parece que estamos con muchas ganas de hablar hoy, Lara —respondió Rhys molesto, haciendo el mismo gesto de cruzarse de brazos otra vez.

—Vamos Rhys, los chicos ya deberían saberlo, ¿Cuántas veces les has hecho saber que por mi harías cualquier cosa?

—Sí... Lo peor de todo es que realmente lo haría. —Se acercó hacia y ella peinó su cabello hacia atrás—. Ese es el precio que tengo que pagar por haberme casado con la mejor chica del mundo —dijo, besando su frente.

—¡Ay! Son tan hermosos, desearía que mi vida de casada sea como la de ustedes, aunque probablemente ni siquiera tenga vida de casada —soltó Leah, algo decepcionada.

—Yo creo que Vlas no opina lo mismo —bromeó Rhys.

—¡¿Qué?! No me digas que te lo dijo —preguntó Leah, sorprendida.

—Ajá, me enteré hace un rato, y si te soy totalmente sincero, no me sorprendió para nada —respondió Rhys.

 —Esperen... Me siento fuera de lugar... ¿Alguien me dirá de que están hablando? —preguntó Lara, intentando entrar en el contexto.

 —Leah y Vlas se besaron, y ahora el chico está en un trance mental del cual no puede salir... Así de fácil —respondió Rhys, recapitulando lo sucedido... Con cierta pereza.

—¿Tan rápido? Yo les daba al menos dos semanas más —dijo Lara, algo desilusionada.

—En realidad yo lo veía más cercano, aquella vez que salieron juntos fue mi apuesta —replicó Rhys.

Leah notó que el intercambio de Rhys y Lara se debía a una idea algo equivocada que habían formado sobre ella y Vlas. Porque sí, ella no podía negar el inicial interés que tuvo en Vlas desde esa primera vez que lo vio en Remia, y cruzaron miradas. Ese interés lentamente se fue convirtiendo en aprecio y en una pequeña atracción. No sólo su apariencia le parecía atractiva, también su historia y su personalidad, ella encontró en Vlas sus mayores debilidades; un chico tímido y reservado que no mostraba mucho lo que sentía, pero en el intento de evitarlo era el momento en el cual más lo hacía... Ella al principio sólo lo quiso ayudar, su preocupación era genuina, pero cuando el interés de Vlas se comenzó a volcar hacia ella y entendió que lo que ambos comenzaban a sentir era mutuo se replanteó si realmente su atracción por Vlas era sólo eso, o si ya había pasado la frontera del enamoramiento.

Y así era, pero Vlas era su primer interés romántico. Nunca vio descabellado no haber tenido uno antes, no era una chica que acostumbraba a hablar con personas del sexo opuesto, por lo que hasta cierto punto le encontró lógica a lo que comenzó a sentir por Vlas, era el primer chico al cual veía de esa manera, desde que lo vio en Remia sintió algo diferente en él, y aunque el amor a primera vista no era algo en lo que creyera, quizás en ese momento fue cuando la flechó... Pero no importaba la lógica ni las suposiciones, los sentimientos no se podían explicar de esa manera y quizás todo su pensamiento era erróneo, y realmente se había enamorado de Vlas en ese instante... Por primera vez en su vida.

—¿En serio le afectó hasta tal punto? —preguntó la chica, mostrando cierta curiosidad.

—En realidad sólo lo dije para exagerar... No fue tan extremo como para dejarlo en un trance mental, pero sí, le afectó, no puede sacárselo de su cabeza, aunque intente ignorarlo... —Rhys la miró, y una sonrisa sugerente se hizo ver en su rostro—. Creo que hasta le gustó más de lo que dice... Porque aunque no quiera aceptarlo, está muy enamorado de ti.

—Wow... No pensé que habría sido tan importante para él, pero si te lo contó y me dices que parece afectado es por algo... Además eso... De que está enamorado de mí.

—Te lo dije, cariño —indicó Lara—. Te dije que él sentía lo mismo que tú.

—No me digas que tú también te enamoraste de Vlas... Por Sun. —Rhys comenzó a reír—. No puede ser, que lindos que terminaron siendo los adolescentes de hoy en día.

 —Tú eras igual, Rhys —lo molestó Lara, riendo también.

—¿Cuándo nos besamos por primera vez, Lara? —él consultó.

—Emm, ¿No fue aquella vez en el cumpleaños del hijo del rey? En el palacio de la Isla Rem.

—Cierto, tú me odiabas en ese momento, fue una buena forma de limar asperezas, soñé semanas con ese beso luego, tú te habías vuelto a Fons y creí que no te volvería a ver jamás.

—Estábamos hablando de Vlas y Leah, ¿Cómo pasaste a lo que pasó con nosotros casi catorce años atrás? —preguntó Lara.

—Oh, sí, eso... Perdón, Leah... ¿Ibas a decir algo? —Rhys volvió al tema inicial.

—En realidad, no, me estaba gustando esa historia que estabas contando —ella rio—. Pero, en cuanto a Vlas... ¿Cómo te lo contó? Lo viste raro, ¿Desilusionado quizás? —inquirió.

—Lo vi normal, lo de siempre, sabes cómo es Vlas, pero obviamente fue chocante para él... Y seguramente me lo contó porque para él más que ser importante fue confuso, deberían hablar, ¿No crees? —preguntó Rhys—. Le dije lo mismo a él, así que cuando vuelva e intente hablar contigo no lo tomes como sorpresa y estate preparada, no quiero que un beso interfiera en su entrenamiento, él está muy entusiasmado con su progreso y pensar en eso le perturba sus emociones —añadió, tomando un papel que vio sobre la mesa.

—¿Y dónde está él ahora? —preguntó Lara.

—En el valle de Ash... Y como lo supuse, parece que eso realmente lo perturbó —respondió él, sacudiendo el papel hasta hacer algo visible en él. Con la imagen ya clara, se lo dio a Leah.

En él se veía una foto de Vlas tirado en el suelo del centro del valle. No se lograba percibir demasiado bien lo que estaba sucediendo, pero Leah pudo llegar a entrever como varias sombras borrosas lo rodeaban.

—Hmm... Así que lo enviaste ahí —habló Lara, con un tono de voz solemne, como esperando que Rhys hiciera eso.

—Sí, vi que estaba preparado físicamente, aunque eso es lo menos necesario, sólo necesitaba darse cuenta de que para vencer a las marionetas ni siquiera necesita golpearlas, con infundirles bastante energía como para superar su límite era suficiente.

—¿No crees que fue un error? En la foto se ve perfectamente que está en las últimas —dijo Leah, preocupada.

—No, todo lo contrario, de hecho ya ganó la batalla, sólo que al ser un principiante no sabe cómo administrar totalmente su energía, y la gastó toda en algunas marionetas que no necesitaban más de su 20% —respondió Rhys, activando su Scire—. Vuelvo en un rato, debo explicarle algunas cosas —añadió, y al desvanecerse su figura desapareció de la vista de las chicas.

Leah y Lara se miraron con el mismo rostro de confusión.

—No entiendo muy bien lo que acaba de pasar... ¿Pero quieres que prepare algunas galletas en la cocina mientras me cuentas todos los detalles de tu beso con Vlas? —preguntó Lara, entusiasmada.

—Hecho —asintió Leah, con una sonrisa.

—Bien... Vamos. —La tomó de la mano con rapidez y ambas se dirigieron hacia la cocina.

 

Fons, Ash, Valle de Ash - 22 de Marzo - Año 526

 

—Fuiste inteligente al darte cuenta de su debilidad, pero también fuiste imprudente al usar toda tu energía de una, debes saber administrarla mejor, Vlas.

Vlas yacía en el suelo mojado, rodeado de arbustos y árboles que no dejaban nada a la imaginación. Rhys sólo se acercó y se sentó a su lado.

—No creí que poner mi energía en otros objetos fuera tan complicado, cuando lo hacía con mis cadenas era demasiado fácil, pero con ellas no pude controlarla y solo se fue de mi cuerpo. —Vlas no se movió, sólo siguió acostado boca arriba. Todo su cuerpo le dolía.

—Exactamente, por esa razón Leah hizo que practicaras con las cadenas más de un mes, cuando las cadenas se acostumbran a tu cuerpo prácticamente se vuelven tu cuerpo también, por eso infundirle energía es fácil, ya que sólo es distribuirla por algo más que parece formar parte de ti, como si de sangre recorriendo tu cuerpo se tratara... Con las marionetas fue más difícil porque no tienes ese control sobre las demás cosas como yo... Debes afinar tu manipulación en la energía —explicó Rhys, jugando con algunas de las hojas que caían de los altos árboles.

—¿Así que no es totalmente necesario que me acostumbre a los objetos que quiero manipular o conjurar?

—No... A menos que quieras usar esos objetos en una habilidad, como tus cadenas por ejemplo... Sin embargo, si te acostumbras a ellos obviamente se te será más fácil de usar tu energía en ataques o defensa haciéndolos mucho más fuertes y resistentes, pero no siempre es necesario, ya que es prácticamente imposible acostumbrarte a cada objeto del espacio sin tener los Ojos del Alma, por eso tu cuerpo es tu mayor arma, si administras y afinas tu energía con precisión cada objeto que tomes y utilices para tus propios fines van a ser más fáciles de fortalecer con tu poder —se explayó. Al terminar, tomó un pedazo de madera y lo convirtió en una hoja de papel—. Toma, intenta hacer que esta hoja corte como un cuchillo —añadió, dejándosela a Vlas en la palma.

—¿Eso es posible? —preguntó el chico, confundido.

—Sí, al parecer Leah no te lo dijo, pero cuando la entrené ella pulió una habilidad que se basa en usar papel y producir cortes con pedazos de este, como si fueran cientos de cuchillos viniendo de todos lados, así que ten cuidado cuando esté molesta y tenga una hoja cerca —bromeó Rhys.

—Ja, no espero menos —chistó Vlas, cuando al tomar la hoja le infundió algo de su energía. La que le quedaba—. Espero salga bien —agregó, lanzándola con rapidez. Esta se clavó contra un árbol como una estaca.

—¡Wow! Lo hiciste a la primera. —Rhys lo aplaudió, impresionado—. Así que el problema no es infundirla, sino que es la cantidad que infundes, debemos controlar eso mediante un entrenamiento de concentración, si puedes balancear tu energía alrededor de tu cuerpo también puedes comenzar a practicar tu vuelo —dijo, poniéndose de pie.

—Ya esperaba que eso pasara, tenía demasiadas ganas de que me dijeras que estaba listo para volar —respondió Vlas, parándose también, emocionado, ya se le había olvidado el dolor que antes tenía.

—Cálmate, todavía es muy temprano para que lo hagas, dije que primero necesitas balancear tu energía y eso toma tiempo —declaró Rhys, comenzando a caminar—. Volvamos a casa, los chicos deben de estar por llegar para comenzar la reunión —agregó, y se perdió entre los boscosos caminos.

—Ahí voy... Espérame —soltó Vlas, siguiéndolo apurado, antes de perderlo de vista.

 

Mientras tanto...

 

Remia, Zenith, Residencia Di Rem - 22 de Marzo - 526

 

La oscura habitación sólo iluminada por la luz de la hoguera se sentía vacía, ese vacío contrastaba con el calor que esta lanzaba, haciendo un ambiente impredecible donde no se sentía ni frío ni calor, el ambiente perfecto para la tranquilidad de quien estaba ahí. Tranquilidad que fue interrumpida cuando se escuchó el rechine de la gruesa puerta de madera de roble abriéndose de par en par.

—¿Su alteza? —llamó una chica, adentrándose en la oscuridad.

—Sea lo que sea dímelo rápido y vete, interrumpes mi momento de tranquilidad —respondió Rygal, de pie frente a la hoguera, con un vaso de whisky en la mano.

—Sí. —Ella se apuró a buscar el aviso entre todos los papeles que llevaba en sus brazos—. Hemos recibido algo de información nueva sobre la situación en Fons, parece que el rey abdicará y entregará el trono a su hijo, en una semana será la gala y en dos semanas será la coronación —informó, acomodándose sus gafas.

—Ya veo —dijo Rygal, esbozando una sonrisa en su rostro—. Puedes retirarte ahora... Gracias por la información —agregó, tomando un sorbo del vaso que tenía en su mano.

«La chica Harch es parte de una casa real... Así que Rhys estará ahí, creo que es momento de bajar a algunos de sus aliados», pensó, y el chasquido de sus dedos hizo que dos de sus súbditos aparecieran frente a él.

—¿Qué se le ofrece su alteza? —preguntaron ambos, hincándose en una rodilla.

—Necesito que llamen a Yoh Tales... Díganle que organicé una reunión con él para dentro de dos días... Que se apure con su respuesta —ordenó, dándose la vuelta, y con un ademán concluyó el aviso.

—Entendido —dijeron ambos al unisonó de nuevo, antes de desaparecer. 

 «Nos volveremos a ver... Rhys Windsor».

 

Horas después...

 

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526

 

—Veo que llegaron todos temprano. —Rhys se hizo notar al dar un primer paso en la sala con su voz en alto, Vlas se mostró saliendo de detrás suyo.

—Rhys... Llegaste al fin, creímos que algo muy malo te había pasado —bromeó Dean.

—Se me fue la hora, estaba entrenando con Vlas —respondió empujándolo un poco con su mano luego de apoyarla en el hombro del chico.

—Hola chicos, tanto tiempo. —Vlas dio un saludo general al levantar su mano.

—¿Qué tal, Vlas? ¿Qué tal ha ido el entrenamiento con el Scire? —preguntó Kit, mostrando interés.

—Bueno... Lo empecé hace dos semanas y ya casi muero cuatro veces —respondió Vlas, entre risas.

—Un entrenamiento con Rhys no es algo muy leve... Te lo decimos por experiencia propia —soltó Mya, con una mueca de compasión.

—Aun así ese entrenamiento sirvió demasiado, ¿No es así? Ahora son muy fuertes gracias a esos métodos —intervino Rhys.

—Sí... Fue una recompensa a largo plazo, recibí muchas palizas de tu parte antes de siquiera poder defenderme un poco. —Dean le dio la razón.

—Así son las cosas, Dean —dijo Kit, recostándose en su silla—. Entonces Rhys... ¿Para qué nos has llamado aquí? —preguntó, con curiosidad.

—La coronación... Creo que ya saben lo que sucederá dentro de dos semanas, ¿Cierto? —preguntó. Caminó alrededor de la mesa, y tomó asiento en la punta de esta, las miradas de todos los chicos apuntaban a él.

—Así que era cierto, escuché rumores pero solo creí que eran suposiciones falsas, el rey al fin cederá el trono a su heredero —respondió Mya.

—Exacto, Lee me lo dije hace un mes, pero me pidió que no dijera nada hasta dos semanas antes, ya que hoy mismo comenzarían a enviar las invitaciones para la gala y posteriormente la ceremonia —explicó Rhys, sacando unos papeles de su abrigo, estos se deslizaron sobre la mesa cuando los lanzó hacia el medio.

—Parece que empezaron sin nosotras. —Se escuchó a Leah saliendo de la cocina con bandejas llenas de galletas.

—Pensamos que tardarías más, Rhys... Quisimos comer algo, así que preparé galletas. —Lara dejó algunas bebidas en la mesa para luego sentarse al lado de Rhys—. ¿Terminaron su entrenamiento? —preguntó, dándole un beso.

—No, pero nos tomamos una pausa, Vlas casi no podía más. —Rhys tomó una de las botellas y luego de destaparla la bebió de un sorbo.

—¿Estás bien? —Leah se sentó al lado de Vlas, apenas lo rozó con su codo él le dio una mirada.

—Oh sí, sólo usé demasiada energía en esas marionetas extrañas —respondió Vlas, con una sonrisa. Le gustó que ella se preocupara por él.

—Mejor así —dijo ella, rozándole la mano—. Estaba preocupada por ti —susurró acercándose a su oído.

 «¿Por qué eres tan impredecible, Leah?», se preguntó, ya que su mirada confundida se vio replicada con el guiño que ella le lanzó.

—Ey Rhys, casi lo olvidábamos... Felicitaciones —dijo Kit, levantando sus brazos mientras trazaba una sonrisa en su rostro.

—Sí, eso —señaló Mya, recordándolo—. Parece que no perdiste el tiempo, felicitaciones de mi parte también. —Se unió a Kit.

—Como todos te felicitan supongo que también debo hacerlo... Felicitaciones Rhys, espero que no le causes ningún trauma al niño tampoco —también lo felicitó Dean, haciendo muestra de su peculiar humor.

—Ya felicitamos a Lara, así que sólo quedabas tú... Te hubiéramos traído un regalo pero nos acabamos de enterar —dijo Mya.

«Rhys y Lara tendrán un bebé», pensó Vlas. Su mirada se había quedado inmóvil, apuntando a Rhys, él no se había percatado de tal acecho. Fue un movimiento rápido el que su hermano hizo con su rostro para que ambos cruzaran miradas. Rhys sonrió cuando notó la confusión en su rostro: «Luego te explico», le dijo sin decir nada, sólo moviendo sus labios. Vlas asintió en silencio. Y Rhys volvió su mirada a Lara. 

—Gracias chicos, de hecho yo tampoco lo sabía hasta anoche, alguien lo guardó muy bien en secreto. —Sonrió, abrazando a Lara.

—Como les dije hoy, mi esposo es un hombre muy ocupado, así que tuve que esperar a que terminará su entrenamiento para contarle la gran noticia —declaró Lara, completando su dicho con ironía.

—Hoy es un día en el que estás muy graciosa, ¿No crees Lara? —preguntó Rhys, dándole una mirada

—Es una broma Rhys, te tomas todo en serio —rio suavemente. La ternura que desprendió con sólo esa acción hizo sonreír a Rhys también—. Mejor dejemos eso de lado, ¿De qué hablaban? —preguntó, desviando el tema.

—Sobre la coronación de Lee —respondió Rhys, tocando con sus dedos los papeles que seguían sobre la mesa.

—Ya veo, eso mismo quería decirte yo también... Me llegó la invitación hoy —dijo Lara, sacando una carta del bolsillo de su falda—. Me gusta el diseño, tiene retoques en los bordes con oro, es muy linda —agregó, encantada.

—Sí, es muy linda. —Rhys tomó la carta—. «Casa Harch», ¿Irá toda tu familia? —preguntó, leyendo el nombre del destinatario.

—Eso parece. —Lara alzó sus hombros ligeramente.

—Ellos nunca aprobaron nuestra relación, incluso cuando nos casamos amenazaron con quitarte de la herencia y arrebatarte la empresa... No quiero tener que estar en la misma mesa que ellos —dijo, entre dientes. Buscó en sus bolsillos también y terminó sacando su invitación—. Por suerte a mí me invitaron por separado junto con Vlas —agregó.

«Windsor» se leía en la invitación.

—Lee no deja cabo suelto, al menos tomó esa precaución —rio Lara. Otra vez con ternura.

«Por Sun, deja de ser tan linda», el pensamiento de Rhys tan sólo abarcaba una cosa.

—Sí... Con respecto a lo demás, quiero proponerles una misión —dijo, cambiando el tono de la conversación, la seriedad lo invadió al mirar al dirigirse a los chicos.

—¿Una misión? —inquirió Vlas.

—Sí, una misión... Como ustedes deben de saber, el Reino de Fons es blanco fácil de todas las naciones periféricas por sus conflictos al correr de la historia, en cada una de las coronaciones siempre sucede algún altercado, por eso Lee cree que esta no será la excepción —explicó Rhys.

—Déjame adivinar... ¿Quiere que seamos sus guardias, cierto? —preguntó Mya, anticipándose a la evidente propuesta que llegaría de parte de Rhys.

—Así es, más exactamente quiere que protejamos todo el palacio el día de la coronación, podría hacerlo yo solo, pero probablemente si todo se va de control, en una pelea destruiría todo el lugar, además de que ahora mi prioridad es la seguridad de Lara... Así que necesito su ayuda para alejar el peligro del lugar si hipotéticamente ocurre un ataque —respondió, repartiendo los papeles entre los presentes, exceptuando Lara y Leah.

—¿Qué sería esto? —preguntó Kit, leyendo el documento: «Contrato de seguridad».

—Parece que se lo tomó en serio, realmente quiere que seamos sus guardias —dijo Dean.

—Exacto, no sé si leyeron bien, pero ofrece una base de cinco millones de Exs... Mas la cantidad que sea pedida por cualquier tipo de improvisto o daño externo, obviamente también tendremos el derecho de organizar toda la seguridad a nuestro placer para que nuestro trabajo sea más eficiente, confía demasiado en nosotros —explicó Rhys, a medida que leía el contrato.

—¿Realmente pagará veinticinco millones sólo en seguridad? ¿Tan preocupado está? —preguntó Mya.

—Seguramente, en los últimos años la nación de Fons ha pasado por demasiados conflictos, desde la guerra con Zardie hasta la Guerra de Fons, por eso creo que Lee fue inteligente al mover esta ficha, mejor prevenir que lamentar.

—Yo no tengo ningún problema con participar, leí el contrato y no veo nada malo, sumado que el dinero me sirve demasiado, además estará Rhys, si algo llegara a suceder las cosas no se saldrán de control —declaró Dean, con seguridad.

—Yo también, creo que Rhys aceptó esta oferta confiando en nosotros, y no lo decepcionaré. —Se sumó Kit.

—Viendo sus decisiones también acepto, después de todo si ocurre algún ataque puedo encargarme fácilmente —aseguró Mya.

—Entonces sólo quedas tú, Vlas... ¿Qué dices? ¿Aceptas? —Rhys miró a su hermano, quien todavía seguía con el contrato en la mano.

—Emm... No lo sé —respondió, con inseguridad—. Creo que todavía no estoy preparado —añadió, dejando el contrato en la mesa.

—Eso no es problema, todavía puedes seguir entrenando, y el plazo para aceptar la misión es de una semana, tienes todo ese tiempo para decidir.

—Entiendo... Entonces esperaré a ver como progreso en la semana.

—Mejor así, hablé con Lara y ambos nos pusimos de acuerdo en que Leah y ella no participen, ya saben, situaciones externas, así que sólo seremos nosotros cinco. —Rhys giró su dedo en un cirulo, señalando a todos los que estaban sentados en la mesa.

—Así es... La casa Harch es la más importante del reino, obligadamente debo ir a presentar mis respetos a la Corona, y siendo Leah mi hija legal también forma parte de esta, debe de ir conmigo —explicó Lara.

—Bien, lo comprendemos... Creo que hablo por todos cuando digo que debemos darte las gracias de nuevo por la oportunidad Rhys, haremos lo posible para que sea una misión satisfactoria —declaró Kit, tomando la compromiso.

Él no se consideraba el líder del grupo, pero era el mayor, por lo tanto, a veces se encargaba de las tareas que mayor responsabilidad llevaban, y Rhys tenía confianza ciega en él, tanto como él en Rhys.

—Gracias chicos... Entonces, sabiendo eso, la reunión acaba aquí, les avisaré la próxima semana para que planeemos como nos organizaremos y quien irá con quien. —Se levantó de su silla y todos hicieron lo mismo—. Luego hablaremos, Vlas... Tengo algo que decirte —musitó, al pasar al lado de su hermano quien lo miró confundido.

—Lo que digas —asintió el chico. Recordando ese gesto que le había hecho momentos atrás.

«¿Qué será?», se puso ansioso rápidamente.

 

Unas horas después...

 

Vlas contemplaba la ciudad comenzando a encenderse el sábado por la noche, en el balcón de la mansión que daba hacia el norte se veía a la perfección todos los rascacielos de Ash, las luces de la ciudad y el hermoso valle donde horas antes había estado perdido por culpa de Rhys. Este rodeaba toda la región, y se divisaba inmenso a lo lejos, detrás de todo, envolviendo la ciudad como una sombra gigante que la engullía.

—Creí que aceptarías la invitación de los chicos para salir esta noche.

Como siempre hacía, Rhys apareció de la nada detrás de él y se paró a su lado, apoyándose en la baranda del balcón.

—No estoy con energías para ir de fiesta, la última vez me dormí por hacer lo mismo —respondió Vlas, con su vista desviándose hacia su hermano, él parecía haberse olvidado que horas antes le había dicho que tenían que hablar—. ¿Cuándo me ibas a decir? —preguntó.

—Hmm... ¿Te refieres a lo del embarazo?

—Exactamente. 

—Te lo iba a decir después de la reunión, cuando tuviésemos un momento a solas, como este, pero los chicos se enteraron antes y arruinaron mi sorpresa... Igualmente yo me enteré ayer, perdón por no decírtelo antes, he estado algo pensativo últimamente —respondió Rhys, con su mirada perdida en el horizonte.

Extrañamente, por primera vez, Vlas escuchaba como los sentimientos expresados por su hermano concordaban con sus acciones.

—No pasa nada, después de todo me terminaría enterando —dijo despreocupado. Se giró hacia él y sonrió levemente—. Felicitaciones... Vas a ser el mejor padre del mundo —agregó, dándole un abrazo.

—Gracias, Vlas... Y de tu parte, espero que seas para él o ella el mejor tío del mundo —respondió su hermano, riendo.

—Sí, claro... Si tú lo dices... Espero nunca se entere que me he besado con su hermana, vaya ejemplo de tío tendrá —dijo, chistando con gracia, y las carcajadas de Rhys se desataron—. ¿Qué tal se lo tomó Lara?

—Lara está muy emocionada, y estoy feliz de que así sea, ella más que nadie merece formar una familia y ser feliz —dijo Rhys, con una sonrisa iluminando su rostro. Vlas pudo notar sus ojos brillar más de lo normal—. Aunque estoy algo preocupado, no se lo quise hacer saber a ella anoche, intenté ocultárselo cuando me contó que tenía el mismo miedo, pero puedo confiar en ti... ¿Cierto? —preguntó, en voz baja.

—Claro Rhys, tú me has ayudado cientos de veces, dime que sucede, quizás puedo darte algún consejo, aunque no tenga hijos —bromeó.

—Se trata sobre lo que inevitablemente sucederá... Mi enfrentamiento con Rygal... Puedo seguir repitiendo que estoy totalmente seguro de que puedo vencerlo, pero a veces me paro a pensar y comprendo que realmente no es tan así... Rygal también sabe que soy más fuerte que él, no se dejará vencer, quién sabe qué plan esté formulando para intentar vencerme, quién sabe qué tipo de acción tomará, y conociéndolo, cada día me invade más el miedo de creer que puede terminar haciendo una movida hacia Lara —soltó, agobiado.

—¿Tú crees que él sería capaz de un acto así? —Vlas lo miró, imaginando lo peor.

—Rygal es la mayor escoria que jamás existió, él es capaz de todo, Demian es el mayor ejemplo... Por eso el miedo hacia lo que haga con Lara me comienza a absorber, ella es lo más importante que tengo, no puedo perderla, el día que desaparezca de mi vida toda mi humanidad se irá con ella, y nunca volveré a ser la misma persona otra vez... Rhys Windsor morirá junto con su recuerdo, junto con todo lo que ella significó para mí, y su sonrisa grabada en mi mente como llamas... Además, hay una promesa que debo de cumplir... Tengo que llegar hasta el final con ella a mi lado.

Vlas notó que esas palabras saliendo de la boca de Rhys se escuchaban tan decididas y al mismo tiempo tan inseguras... Como si la única razón de Rhys para sostenerse fuera pensar en lo peor, para no tener esperanzas, y al final no perder la ilusión.

—No creo que sea tan imbécil de hacerlo, Rhys... Su muerte estaría decidida en el momento exacto en el que intente tocarle un pelo a Lara... Tú no lo dejarías vivo.

—Sí, realmente es así... De todas maneras, hay algo más aparte de sólo pensar que podría llegar hacerle algo a ella, se trata sobre mi poder... Sobre mi condición principal —dijo, haciendo un gesto con sus ojos.

—Ya veo... El sentimiento limitador, ¿No es así?

—Claro... Creo que ya te diste cuenta cual fue el sentimiento que los despertó.

—Sí... El odio, ¿Verdad?

—Te has vuelto demasiado perspicaz, Vlas... El nuevo uso que le estás dando a la energía te ha hecho mejor en ese campo también —rio Rhys—. ¿Sabes? Yo no tenía pensado matar a Rygal para salvar a nadie hace años, de hecho sí, sabía que su existencia ponía en juego mi propósito y la vida de todos ustedes, pero en realidad me sentía un suicida, ya que yo lo odiaba por haberme quitado todo, ese odio se concentraba sólo en él, en su existencia, en su presencia, y quería acabar con él por mí mismo, por nadie más, porque lo había perdido todo e hiciera lo que hiciera no los iba a recuperar con ese pensamiento tan miserable, y al final, sólo quería enfrentarme a él arriesgando mi vida, con la esperanza de poder matarlo, y al menos haberle dado algo de sentido a mi vida y mi poder... Pero sabía que no podía hacerlo, porque no era lo suficientemente fuerte para siquiera pensar la posibilidad de hacerle el suficiente daño aun con mi muerte, y también sabía que nadie estaba lo suficientemente preparado para afrontar las consecuencias que dejaría la muerte de Rygal en todo el mundo, porque aunque no lo creas, este mundo sin Rygal se derrumbaría —añadió.

—¿Tan así? No sabía que su influencia era tanta —dijo Vlas, sorprendido.

—Sí... Eso lo entendí cuando orquestó una guerra sólo con palabras y todo detrás de los hilos... Una guerra donde todos perdimos, el suceso más importante y determinante de mi vida, de la de Lara, de la de Leah, de Kit, de Dean y de Mya, desde ese momento nada fue igual, y ahí comprendí que debía tomar otro camino, el camino que estoy siguiendo ahora... No el de un suicida que no se preocupaba ni por su propia vida —contó Rhys, hasta que se quedó en silencio por unos minutos.

 Vlas sabiendo que ese no era el final decidió también quedarse en silencio, quizás Rhys necesitaba un momento para poder recordar todo lo que sucedió, después de todo, acababa de decir que fue lo más determinante de su vida... Y así fue, luego de un silencio prologando, siguió:

—En ese momento estaba haciendo lo posible para recuperar a Lara, ella estaba perdida luego de la muerte de sus padres y caía cada vez más hondo, pero tenía miedo de sólo arruinarlo más, así que mientras estaba alejado de ella, seguía buscando la manera de ampliar mi camino y conseguir aliados en mi propósito, fui egoísta y eso me terminó pasando factura, pero seguí buscando personas que me ayudaran, ahí conocí a Lee, el príncipe de Fons, también tenía el apoyo de Jean Blake, probablemente la persona que mayor representa lo que es ser un agente del caos... Pero eso no era lo único que sucedía, detrás de todo eso estaba la figura de él, de Rygal —musitó, entre dientes.

Su memoria automáticamente se activó y recordó aquel momento que lo marcó para siempre, ese color rojo de sus manos que nunca pudo borrar, esa ira contenida que estalló sin medir consecuencias... Ese maldito rostro con una sonrisa que lo había hecho perder todo en primer lugar, había vuelto para quitarle lo poco que había conseguido luego de eso... Sólo recordarlo le hacía hervir su sangre.

—¿Estás diciendo que todo lo que sucedía era su culpa?

—Hasta el día de hoy todavía no comprendo cómo fue que lo hizo, quizás lo sepa cuando acabe con él... Pero sí, él era la razón por la que estábamos perdiéndolo todo, hasta que llegó el día que lo definió, que definió mi destino para siempre... El día en el que vi morir a Rhys Windsor y al Demonio de Remia al mismo tiempo, y el cual despertó en mí la persona que soy hasta el día de hoy.

 Vlas lo miraba atentamente, estaba a punto de conocer la verdad de su hermano y saber todo lo que rodeaba su persona, ese misterio que siempre vio y que siempre quiso conocer; ¿Qué fue lo que hizo que Rhys Windsor sea Rhys Windsor en primer lugar?

—Una muerte... Una sola muerte hizo que me perdiera para siempre y que mi mayor objetivo se vea complementado por mi mayor propósito... Así como cuando supe que fue quien asesino a Demian y me convertí en un demonio, ese día que lo vi asesinar mi propio reflejo me convertí en un dios... Todo lo que me rodeaba se había convertido en mí y debía encontrar un balance si no quería terminar siendo consumido por tal poder... No me cegaba la oscuridad, en realidad mi mente solo estaba en blanco... Pero, ¿Qué más daba? Yo no era consciente de lo que hacía, si no hubiera sabido qué hacer en ese momento me estaría arrepintiendo hasta el día de hoy. 

 «Lo vi asesinar mi propio reflejo», obviamente era una metáfora y no se refería a él, realmente Rygal había asesinado a una persona, pero Vlas vio que Rhys ocultó su identidad, por lo que entendió una sola cosa: No quería hablar sobre eso. Su relato se centraba en otra perspectiva, se centraba en cómo se había completado, y ahí lo comprendió, recordando la charla de la mañana sobre «entenderse a sí mismo», era eso.

—Los Ojos del Alma —dijo, casi como una respuesta a una pregunta que se había hecho hace años. Pero sin habérsela hecho.

—Eres rápido. —Sonrió su hermano—. Y si, los Ojos del Alma son la razón por la que ya nada es como antes, la razón por la cual Lara, tú, los chicos, Leah, mamá, y en un futuro mi bebé, forman parte de mí, la razón que hizo que ese odio sólo haya podido ser contrarrestado por un sentimiento igual de fuerte que ese, que superaba mi existencia misma.

—El amor —musitó Vlas, con clara obviedad—. Claro... Ahora comprendo, si tú no amas te mueres... Por eso tu miedo hacia lo que sea que suceda con Lara, y más si esto involucra la muerte... Ella es la máxima condición de tu poder, si ella no está... Todo se acabaría... Y tú desaparecerías para siempre —añadió, entendiéndolo todo.

—Suena trágico... Lo sé... Pero así es mi destino, Vlas, si no lo aceptaba estaría en la nada, aunque debo decir que yo no soy nadie sin ustedes, mi razón de vida, mi existencia misma está con ustedes, por eso lo único que quiero es acabar con esto para siempre, quiero que dejen de estar atados a mí y que puedan ser felices solos, siguiendo sus caminos y encontrando su libertad... Quizás luego de que les dé ese futuro prometido hasta yo podré dejar de estar atado y condenado... Yo sólo quiero ser feliz junto a Lara, verla sonreír y que en tranquilidad viva una vida plena es lo único que me dará algo de libertad... Una libertad que veo demasiado lejos, incluso estando tan cerca de ella —declaró, alzando su mirada al cielo. Con lentitud, estiró su brazo, intentando atrapar algo que no estaba allí, algo invisible, algo imposible.

 Rhys cargaba con mucho, en su rostro que siempre estaba seguro, frío y comprensivo se ocultaba más de lo que Vlas sospechaba... Obviamente él creía que tenía ese tipo de cosas ocultas sólo para sí mismo, quizás algunas pocas compartidas con Lara, pero jamás pensó que se las soltaría todas a él en una noche. Cuando Vlas miró las estrellas recordó también la primera vez que había perdido la esperanza y comenzó a cargar con un peso a sus espaldas, el momento en el que su destino se marcó para siempre, por lo que pensó... ¿Y si eso no hubiera sucedido?

—Rhys... ¿Alguna vez pensaste que hubiera sido de nosotros si el Scire no hubiera aparecido en nuestras vidas? —preguntó, sacándole una leve sonrisa a su hermano.

—Una etapa de mi vida se trató de exactamente eso, de afrontar el hecho de que quizás nunca encontremos la respuesta a esa pregunta, y que por más que lo intentemos, e imaginemos cientos de escenarios diferentes, estos hubieran sido imposibles —respondió Rhys, con franqueza.

—Lo dices porque al ser un destino incompleto, nada de lo que hubiera pasado en nuestra vida podría haberlo evitado, ¿No?

—Así es, yo ya comprendí que no puedo seguir intentando averiguar qué es lo que nos llevó a esto... Soy un simple humano, Vlas, y ser un simple humano es tan limitante que incluso con el Scire más fuerte de todos los tiempos jamás seré capaz de darle la vuelta a mi destino... ¿Tú ya lo has comprendido?

—Lo comprendo pero todavía no puedo aceptarlo, ni siquiera tengo la respuesta de qué es exactamente el Scire, sé por qué lo tengo, soy un elegido y así está marcado desde que nací, pero no sé por qué lo soy, no sé por qué es la única forma de enfrentar el mundo para nosotros... No entiendo nada —protestó Vlas, algo molesto.

—Lo sé, pienso exactamente lo mismo, pero comprender algo así no es para lo que estamos hechos, si ni siquiera podemos entendernos a nosotros mismos, no podríamos entender el motivo de un destino que jamás cambiará, ni la razón del por qué debemos seguirlo, yo creo que es un mandamiento de la misma humanidad, necesita creerse a sí misma para seguir adelante, por esa razón se necesitan mártires o dioses, más que nuestro problema es uno existencial, que supera la realidad, ya que no estamos atados a ella, lo hacemos porque tenemos miedo de cambiar, por eso la mayor esperanza se convierte en la mayor desgracia, y en los últimos años el Scire no se ha usado para otra cosa que no sea matarnos nosotros mismos, la humanidad le teme a la humanidad.

—No podemos temerle a nada más, ya que nuestro propio destino está en sus manos, en las manos de una sociedad cada vez más egoísta e individualista, sea lo que sea nos llevará a la autodestrucción si no acabamos con esto para siempre.

—¿Con «esto» qué? —preguntó Rhys confundido.

—El Scire.

—¿Crees que el Scire es la representación del miedo humano?

—No, creo que el Scire es un escudo creado para no enfrentarlo, y que si sigue existiendo, este miedo se hará cada vez más grande, hasta que la única forma de erradicarlo sea erradicando la base... O sea, la humanidad misma.

—A ver si comprendo bien lo que quieres decir... Según tú, el Scire es una forma de ocultar el miedo que la humanidad siente por ella misma, es una forma de represión, por lo que si no acabamos con él a tiempo este miedo terminará por hacerse más y más grande hasta ser la amenaza que cause el apocalipsis y erradique a toda la humanidad, ¿No es así? 

—Sí, eso es lo que pienso, ¿Qué opinas?

—Que estás totalmente loco —respondió Rhys, riendo.

—Si... Lo sé, creo que me fui de tema —señaló Vlas, algo decepcionado.

—Aunque nunca dije que estuviera mal, tiene mucha lógica, pero con respecto a «acabar con esto», ¿Cómo harás para eliminar del mundo una ley que viene siendo impuesta por quién sabe cuánto tiempo sin saber nada sobre eso?

—Sabes, hay una teoría muy famosa que dice que si viajamos en el tiempo hasta el principio de todo sabremos cómo fue creado el universo y podremos comprender aún más nuestra propia existencia, quizás esa sea la clave.

—Descubrir el principio de todo para encontrar la razón de su existencia, he escuchado eso antes —recordó Rhys, seguramente fue en algún libro de esos que leía sólo para matar el aburrimiento en sus tiempos libres.

—Todo está unido, Rhys —dijo Vlas, con una sonrisa.

—Así es, Vlas... ¿Sabes? La idea de erradicar el Scire no suena tan descabellada después de todo, creo que podría ser real si sabemos qué significa exactamente este sello, pero eso también es otra interrogante en la infinitas preguntas que nos hacemos a diario... ¿Tú quieres intentarlo? Yo podría ayudarte —propuso, con su mirada suficientemente decidida ante su hermano.

—¿Intentar erradicar el Scire del mundo?

—Exactamente... Tú propusiste la idea, creí que realmente querías algo así.

 En ese momento la cabeza de Vlas supo que era el momento de decidir su camino. ¿Qué era lo que había estado buscando todo ese tiempo que pasó? No podía sólo proteger a los demás sin una razón. Porque sí, el amor y el miedo a perderlos era más que suficiente, pero, ¿Que quedaba de él? ¿Se iba a quedar con esa conformidad por todo lo que durara su vida? Quizás en el futuro, cuando todos estuvieran a su lado a salvo, le encontraría sentido, pero, él era alguien ambicioso y orgulloso también, era un Windsor y el príncipe de Remia, era mucho más que conformidad.

Su personalidad más competitiva no había salido hasta que comenzó a superar esos primeros obstáculos que aparecieron en su camino... La muerte de Zenda, alejarse de Kora, de Remia y de su madre, el entrenamiento con Leah y sus sentimientos por ella, la complejidad del control de su Scire y todo lo que estaba por venir. Superó todo eso con hegemonía, caminó por la cornisa y no cayó, supo que ya era momento de alzar sus alas y comenzar a volar. La cima todavía estaba lejos. Rhys todavía estaba lejos. Su final todavía estaba lejos. «Emprende ese camino», se repitió sin cesar. Ese camino que prometió a Zenda encontrar, y ese camino que haría posible su sueño de querer protegerlos a todos y no perder a nadie más en su vida.

Debía erradicar el Scire del planeta, para siempre. Debía... Darle sentido a su existencia, a su poder... A lo que significaba ser Vlas Windsor para sí mismo: «Ahora todo depende de ti». Y si ese destino era incierto o incompleto... Debía conocerlo... Luchar contra él... Y ganar.

—¿En serio tú lo harías? —Buscó la confirmación en los ojos de su hermano. Estos se habían llenado de fogosidad. La respuesta era obvia.

—Pero por favor, Vlas... Tú fuiste quien dijo que me ayudaría en mi sueño en primer lugar, si tú formas parte del mío yo también formaré parte del tuyo, así que siguiendo eso... ¿Trato? —preguntó Rhys, estirando su mano.

 Vlas vio ese gesto y no pudo evitar sonreír. Rhys, aunque era la persona que cargaba tantos sueños y vidas en su espalda todavía tenía lugar para darle una mano y apoyarlo en su camino, no podía desaprovechar esa oportunidad.

—Trato —dijo, tomando la mano de su hermano, con una enorme sonrisa en su rostro.

—Por lo visto tu camino comienza hoy, Vlas Windsor... Necesitarás entrenar mucho para poder seguir adelante, ¿Comenzamos mañana? —preguntó Rhys, caminando unos pasos hacia atrás. En un ligero movimiento, se dio la vuelta.

—Tú eres el entrenador, sólo sigo tus órdenes. —Vlas le dejó la responsabilidad.

—Entiendo... Entonces mañana no te quejes cuando tengas que entrenar diez horas seguidas.

—Okey, iremos despacio, ¿Bien? No quiero morir sin antes haber logrado lo que me acabo de proponer.

—Lo que tú digas, Vlas —dijo Rhys, al emprender su caminata otra vez. Casi había abierto la puerta casi por la mitad cuando recordó algo importante—. Ey —lo llamó, volviéndose en sus pasos.

—Sí... ¿Qué pasa? —preguntó Vlas, girando su cabeza.

—Creo que hay alguien con quien debes hablar antes de dar el primer paso, comenzaste tu camino con su ayuda, y terminó afectándote más de lo que tú hubieras creído nunca... Yo creo que será de mucha importancia desde aquí hacia el futuro... ¿Cierto? —preguntó Rhys, guiñando su ojo, obviamente Vlas sabía a quién se refería, porque sonrió en respuesta.

—Sí, lo haré, quédate tranquilo —dijo este, recordando su cruce de palabras con Leah en la reunión—. Yo también puedo asegurar de que ella será importante en mi vida —agregó, asintiendo con un sonrisa.

«Decidiste amarla, Vlas Windsor... Decidiste intentar ser feliz... Felicitaciones».

—Suerte entonces... Me iré a dormir, no puedo dejar esperando a Lara mucho tiempo... Tú también descansa, ahora que me diste luz verde para que decida sobre tu entrenamiento estás bajo mi control —bromeó, apoyándose en la pared.

—Gracias Rhys, tú también descansa... Ah, y felicita a Lara de mi parte, dile que será la mejor madre del mundo.

—Serán dados, Vlas... Buenas noches —finalizó, antes de esfumarse en los pasillos. Dejando a Vlas solo en el balcón.

 «Fue más complicado y confuso de lo que creí, cariño... Pero aquí estoy, con la idea de comenzar un camino para cumplir aquello que te prometí... Buenas noches a ti también... Zenda», pensó, regalándole a su mirada un vistazo de ese inmenso y hermoso cielo estrellado, ese día más que nunca. Divisó una señal en el cielo también, porque desde ese momento en su vida... Había marcado un antes y un después.


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