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Y parte de ello era su árbol familiar —dijo—. Dicen que este árbol fue plantado por el abuelo de Tang Zhinian hace cien años. El árbol era alto y robusto, con su tronco dividido en puntos lo suficientemente grandes como para servir de cama, cómodos para que una persona pudiera dormir en él.
Tang Yuxin había envuelto secretamente todos los artículos importantes en casa en plástico y pidió a su tío que los guardara en el árbol. Aparte de la ropa, también salvó los preciados libros de Chen Zhong. Trajo de vuelta algunos más siempre que tuvo la oportunidad. En cuanto a los otros libros, los mantuvo en mente —dijo—. Era imposible salvarlos todos, solamente los más importantes podían ser rescatados.
Una noche, mientras Tang Yuxin se quedaba dormida, escuchó vagamente la conversación entre los dos hermanos Tang. Frotándose los ojos, escuchó con atención.
—Hermano, ¿por qué has retirado todo el dinero? —preguntó.