River
Estar sentado en su oficina revisando todos los informes de la manada nunca era demasiado emocionante. Como Alfa, River probablemente había mirado más de mil informes al año, si no más. Ni uno solo de ellos le había hecho sonreír ni le había hecho feliz de ninguna manera.
Pero no tenía muchas opciones. Todas las mañanas repasaba los informes de patrulla de los Omegas que habían estado de servicio la noche anterior. La mayor parte de las veces eran lo mismo de siempre; nada de interés o a lo que hubiera que prestar especial atención. Luego, repasaba los informes de los Omegas que se encargaban de los suministros de la manada. Aunque todos tenían un trabajo y contribuían a la vida del pueblo, la manada proporcionaba ciertas provisiones a todos y aún más a los que realmente lo necesitaban: los huérfanos, los ancianos, los enfermos. Por muy importantes que fueran esos informes, tampoco eran nada del otro mundo.