Ellie
Blade corría tan rápido como podía. Ellie le seguía el ritmo, pero mientras Blade salía del bosque y atravesaba la pradera que, según sabía Ellie, bordeaba un desfiladero tan profundo que, si se caía, no volverían a saber de él.
Se acercaba tan rápido que Ellie dudaba en seguir corriendo a toda velocidad por miedo a caerse ella misma.
River apareció entre los árboles a su derecha y ahora los tres estaban en campo abierto. Desde aquí, parecía que el siguiente bosque estaba justo delante, a unos cien metros, pero esos árboles no eran un lugar accesible para esconderse, a menos que Blade fuera un saltador muy, muy bueno.
Delante de ella, Ellie vio cómo Blade se daba cuenta de que había un abismo en el suelo delante de él. Se deslizó, girando hacia un lado, sus pies traseros se balancearon y el polvo y las rocas volaron por el aire. Se inclinó hacia su derecha, con los ojos desorbitados, pero entonces, antes de que se tambaleara, pudo caer en la otra dirección.