Violeta decidió volver a la mansión, ya que Lance tenía mucho que hacer en la Manada Diamante, y ella no le sería de ayuda.
Tampoco esperó a Lucinda, puesto que no tenía ni idea de cuánto duraría su conversación.
Pero en el fondo, se moría por saber cada detalle de ella.
Justo después de salir del palacio, notó cómo los miembros de la Manada Diamante parecían mucho más felices y satisfechos por el resultado de su pelea.
Muchos de ellos se acercaron a ella y a Jack a la salida, para agradecerles lo que habían hecho.
Ella no sabía cómo reaccionar ante eso, ya que no se sentía merecedora de todo ese crédito. Era cierto que ella había ayudado a que todo aquello tuviera lugar en primer lugar, pero para ella se sentía como una especie de obligación de hacer lo correcto.
Violeta también vio cómo los guardias de la Manada Diamante y un montón de voluntarios destruían los muros.