—Sun Qingqing, ¿tienes alguna otra demanda? —preguntó Ren Feifan con seriedad fingida.
—¡Sí! —Sun Qingqing, recuperando su compostura, habló con semblante serio, pues tenía sus propias opiniones—. ¡Quiero ser solo una vendedora! ¡Quiero ascender a la posición que deseo con mi propia fuerza!
—Todos los que escucharon esto quedaron conmocionados, pues podían sentir la determinación y la fortaleza en la voz de la chica frente a ellos.
—Ye Chuchen miró a Sun Qingqing con aprobación, aunque como su jefe, había asentido para que esta chica fuera la gerente de ventas regional, una cultura así no debería estar presente en Farmacéuticos Feifan.
—Si Sun Qingqing hubiese aceptado, Ye Chuchen no habría dicho nada y habría continuado reconociéndola como gerente de ventas regional sin ofrecerle más atajos. Pero ahora la situación era completamente opuesta. Para sorpresa de todos, Sun Qingqing rechazó este inesperado golpe de suerte.