—Observando el líquido transparente siendo inyectado en el cuerpo de Basil Jaak, una sonrisa brillante floreció en el rostro de la Reina de la Noche Eterna —tocado con un implícito atisbo de malicia.
—No sirve de nada, mi cuerpo tiene una gran resistencia a las drogas. Tu poción no me afectará —respondió con calma Basil Jaak.
—¡No te creo! Creo que cualquier hombre bajo la influencia de tal droga perdería el control, incluso si fuera un hombre sin poder —respondió con desdén la Reina de la Noche Eterna.
—¡La habilidad de la Reina de la Noche Eterna en la elaboración de pociones era notable!
En medio de esta conversación, Basil Jaak ya había comenzado a sentir cambios en su cuerpo.
Sin duda, esta ronda ha sido ganada por la Reina de la Noche Eterna.
—Mientras me digas la ubicación de la mina, te satisfaré —le lanzó a Basil Jaak una mirada seductora la Reina de la Noche Eterna, apuntando con un dedo delgado ligeramente hacia sus labios carmesíes.