—¡Bai Zhi! —Fu Shiyan la llamó en voz alta.
Deteniendo sus acciones precipitadas, —Cálmate.
Al ver el pánico de Fu Shiyan, Bai Zhi rió de manera loca y triunfante, —¿Tienes miedo?
—Sí, tengo miedo —dijo Fu Shiyan—. Dime lo que quieres, satisfaré todas tus demandas, ¡con tal de que dejes ir a Dick!
—Je —Bai Zhi miró oscuramente a Fu Shiyan—. ¿Te importa tanto el hijo que tuviste con Shen Feiwan?
—No se trata de quién fue la madre del niño, sino de los lazos de sangre —Fu Shiyan dijo con ferocidad—. ¡Tú no tienes hijos, no entenderás cuán importantes son los niños para sus padres!
—¿Que no tengo hijos? —Bai Zhi fue despiadadamente desdeñosa—. Fu Shiyan, ¿es que no quiero tener hijos? ¡Con solo una palabra tuya, podría darte todo un equipo de fútbol! Pero tú, ¿por qué tenías que estar con Shen Feiwan? ¿Por qué te gusta ella y no yo?
—Estuve equivocado —Fu Shiyan admitió su error.