—Vaya, vaya, todavía te acuerdas de la señora Fu —bromeó Lin Nuannuan.
Shen Feiwan se quedó sin palabras. —Acabo de divorciarme, no de sufrir amnesia.
—Hablando de eso, no has tenido contacto con Fu Shiyan durante estos cinco años, ¿verdad? —preguntó Lin Nuannuan.
Shen Feiwan le lanzó una mirada irónica.
—¿No es obvio? ¡Después de divorciarme, qué había que contactar? No había ni siquiera obligaciones sociales que atender.
—Jejeje, ¿será incómodo para ti verlo ahora? —Lin Nuannuan nunca tuvo reparos en agitar el avispero.
—No hay nada incómodo —dijo Shen Feiwan con calma—, nos divorciamos de mutuo acuerdo.
—Está bien entonces —Lin Nuannuan sonaba un poco decepcionada—. Wanwan era demasiado racional, nada divertida.