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En el momento en que cayeron al mar, tanto Shen Feiwan como Bai Zhi tragaron agua salada.
No tuvieron ni siquiera la oportunidad de resistirse. En el agua, alguien les agarró ferozmente las piernas y los arrastró rápidamente hacia el fondo del océano.
—¡Uh! —Bai Zhi quería gritar.
Pero el agua tragada la silenció antes de que pudiera escaparse un sonido de sus labios.
Shen Feiwan también quería pedir ayuda.
Antes de que pudiera pronunciar una palabra, fue sumergida hacia el fondo del océano.
Ambas fueron arrastradas rápidamente en la dirección opuesta al yate.
Shen Feiwan y Bai Zhi se debatían violentamente,
sentían la muerte acercándose a ellas.
Bai Zhi estaba al borde de un colapso total.
Más temprano, había pensado en empujar a Shen Feiwan al mar, para hacer parecer que ambas habían caído por accidente. Sabía que Fu Shiyan vendría al rescate si alguien pedía ayuda. Estaba convencida de que él no la abandonaría.
Esto era porque Fu Shiyan le debía a su hermano.