—Aunque la última noche fue bastante desagradable. Pero en retrospectiva, ella sí sintió la reacción física de Fu Shiyan. Los hombres son de hecho criaturas que piensan con su parte inferior. No pueden resistirse a la tentación. Y se pueden descontrolar en cualquier momento y lugar. Como ahora, en medio de su oficina. Justo cuando Shen Feiwan estaba a punto de empujar a Fu Shiyan...
—Señor Fu, su coche está abajo... Ah, lo siento, ¡no vi nada! —La voz alarmada de Ming Qi resonó de repente por la oficina.