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Cuando Kark, su grupo y Nial salieron del callejón, ignoraron a los Originales inconscientes, sabiendo que el gobierno no los encarcelaría por algo tan trivial.
Amonestando a los demás que aún estaban conscientes, Kark les lanzó una mirada severa, esperando que no intentaran hacerle daño a Nial nunca más. Les dio una última advertencia en forma de una dulce carta que contenía las siguientes palabras escritas en ella:
—Si intentáis hacer algo gracioso una vez más, ¡os retorceré el cuello!
Nial estaba contento de haber conocido a Kark y a su grupo.
No solo Kark le ayudó, sino que también tuvieron la amabilidad de acogerlo en su grupo.
No entendía la razón detrás de esto, pero por la manera en que Kark lo miraba, parecía saber más acerca de los secretos que Nial quería ocultar.
Eso debería haberlo preocupado, pero curiosamente, era exactamente lo contrario.