—Esto es... esto es... realmente vamos a... —Cerrando los ojos fuertemente, inhaló profundamente, calmando sus nervios alborotados. Nunca se había imaginado tener una relación física con una mujer antes. Debido a su pasado, desarrolló una aversión hacia el sexo opuesto, incluso hacia sus compañeros masculinos.
Pero Evie era diferente. Quería estar cerca de ella, quería tocarla y besarla, todo el tiempo.
Animándose a sí mismo, fue hacia Evie en el dormitorio.
Las hormonas desbocadas de Ren se calmaron al verla. Estaba sentada en el colchón cerca de la chimenea, mirando por la ventana donde las estrellas caían silenciosamente del cielo. Su rostro estaba enrojecido y respiraba con vapor.
Cuando sus ojos se encontraron, toda su nerviosidad, miedo y agitación fue reemplazada por un abrumador deseo de tocarla y explorarla. De amarla.
Tragando su interminable saliva, Ren se acercó hacia ella en la cama.