Gilmore miró a su oponente con una expresión seria en su rostro.
Su sonrisa casual no se veía por ningún lado, y fue reemplazada por una mirada solemne que rara vez mostraba a alguien.
Esto solo demostraba que la persona de pie frente a él era alguien a quien no podía subestimar, o sufriría una terrible derrota a manos del enigmático espadachín.
Después de ver la batalla del delgado adolescente, Gilmore finalmente había entendido cómo el Espadachín era capaz de ejecutar esos ataques mortales capaces de cortar las extremidades de su oponente al instante.
Gilmore también era un Espadachín. Como Príncipe de la Familia Real, había sido entrenado solo por los mejores espadachines de la tierra. Algunos incluso decían que era el próximo candidato en línea para poder llevar el título de "Santo de la Espada" cuando creciera, pero Gilmore sabía que aún estaba lejos de alcanzar este prestigioso título.