La ardua tarea de esperar ansiosamente a que el próximo cliente cruzara las puertas de su tienda era más exhaustiva para Kaizen que enfrentarse a las difíciles batallas contra monstruos en Rise Online. Sentía que a medida que pasaba el tiempo su rostro se marchitaba y gradualmente su esperanza desaparecía.
Cada diez minutos salía de detrás del mostrador y ordenaba cuidadosamente la tienda, organizando los productos con gran atención. Miraba el reloj en la interfaz del juego, contando los minutos, esperando a que alguien entrara. Y cuando finalmente escuchó el clásico clic de la puerta abriéndose de nuevo, dibujó una enorme sonrisa.
Al girarse para atender a su nuevo cliente, se encontró con un visitante más extraño de lo normal. Un pequeño gato naranja fue quien empujó la puerta y entró en la tienda, no una persona. En la espalda del gato había una especie de mochila con un pequeño bolsillo.
—¿Qué es eso? —se preguntó Kaizen.