Asiva entró en la oficina de Max sin sospechar nada, pero se quedó impactada cuando entró en la habitación y encontró sangre pútrida junto a trozos muy pequeños de comida esparcidos por todo el suelo.
El hedor de la sangre era horrible, olía como a huevos podridos mezclados con hígado de elfo.
Asiva se puso en pánico al echar un vistazo a Max, que estaba empapado en sudor de la cabeza a los pies, sudando profusamente como si acabara de luchar la batalla más intensa de su vida.
—Ar...
Asiva quería decir ¿estás bien?, sin embargo, en el momento en que miró a los ojos de Max, perdió el valor para pronunciar una sola palabra.
Max no llevaba puesta su máscara, sus plenas expresiones faciales estaban a la vista mientras Asiva reconocía la mirada de locura en sus ojos desde la primera vez que la había visto cuando su saciedad de sangre había caído por debajo del 60% mientras luchaba en el bosque de la universidad.