—¿Me estás pidiendo que salte ahí o qué? —William rodó los ojos antes de comenzar a dar una vuelta alrededor de este gran agujero. Dio varias vueltas pero no encontró nada que pudiera ayudar en absoluto.
Era tan simple como una madriguera de conejo. Y parecía que el viejo zorro simplemente lo había encontrado aquí y construyó este gran edificio alrededor como una concha o algo por el estilo.
—Entonces... ¿Tengo que entrar ahí para obtener todas las respuestas que quiero? —William no encontró otra solución más que hacerlo. Miró con duda hacia ese extraño agujero, aparentemente preocupado por su aterrizaje y su camino de regreso.
—Tengo que decirle que permaneceré allí por mucho tiempo —no quería simplemente desaparecer en un momento tan crítico. Entonces, salió, encontró a Tomás y le contó sobre su ausencia esperada.