—Tomás fue zarandeado de vuelta a la realidad desde su asombro y regresó a dibujar. Esta vez, trabajó el doble de duro, lleno de energía solo con el pensamiento de seguir a alguien grande y genio como William.
Nunca sintió nada hacia ninguno de sus anteriores maestros. En sus ojos, ellos eran solo gente rica y nada más, aquellos que mayormente habían heredado su actual riqueza de sus familias.
Pero William era diferente. Según había escuchado Tomás, venía de una academia débil. Y no tenía nada en absoluto cuando llegó aquí.
Ante los ojos de Tomás, William estaba subiendo la escalera de la riqueza y la fama como un cohete. Y eso no era todo. Aún no sabía cuán fuerte era su maestro.
Solo pensar en todas las cosas que William había hecho hacía creer a Tomás que su maestro era mucho más fuerte de lo que parecía.