—¿Qué demonios? —exclamó el hombre, evidenciando su confusión.
El cuerpo de un Cazador de Rango S está diseñado para soportar impactos que podrían desmembrar fácilmente a una persona normal.
Sin embargo, aquí estaba él, sangrando inesperadamente.
Su perplejidad era comprensible.
Rápidamente, su confusión se transformó en una alerta elevada mientras agarraba firmemente su lanza.
Hace momentos despreocupado, el hombre ahora era plenamente consciente del peligro que acechaba. Su experiencia como un Explorador Rango S había afinado sus habilidades, haciéndolo experto en evaluar situaciones.
Fue entonces cuando reconoció una sensación familiar, una que normalmente se sentía dentro de las Mazmorras.
Era la inquietante transición de ser el cazador a ser el cazado, el cambio de depredador a presa.
—¡MALDITA SEA! —gritó, mientras su mana brotaba incontrolablemente.
En circunstancias normales, el mana liberado habría diezmado sus alrededores, obliterando todo con su fuerza.