—Fuu... Esa fue una buena sesión de venirse, Luv. Ahora vamos al plato fuerte —Anon habló mientras golpeaba la mejilla de Derein con su pene.
—Sí, sí... Terminemos con esto rápido... —Derein habló con expresión seria.
—Bien... Ahora, inclínate y permíteme darte un sabor del Paraíso —Anon ordenó.
Sin perder otro segundo, Derein se inclinó frente a él y automáticamente comenzó a mover su trasero. Esta vez lo movía como una verdadera perra en celo. Los labios de su coño estaban mojados y esparcían semen en sus muslos mientras movía su gran trasero.
—¿Por qué mueves tu trasero? Nunca te ordené que lo movieras, ¿o ahora te está gustando? —Anon preguntó con una sonrisa.
'Tiene razón... ¿Por qué está moviendo su trasero como una perra vil, que quiere ser follada por su maestro?' Arturo pensó mientras observaba las expresiones de Derein y notaba que ella no se sentía triste por mover su trasero ahora.