Raze abrió los ojos tras su cultivación, concentrándose en restaurar tanto su magia como su Qi. Había estado alternando entre los dos, canalizándolos por igual.
Tenía una razón para hacer esto. En su estado actual, no era mejor que aquellos contra los que luchaban usando solo su magia o solo sus poderes de Guerrero Pagano.
La única manera de alcanzar su nivel era combinando los dos, en lugar de concentrarse en solo uno. Así que aunque solo pudiera luchar durante un tiempo más corto, prefería esto antes que concentrarse solo en uno. Ahora, justo frente a él, había una oportunidad para acelerar su progreso.
Miró hacia Rayna, quien ya se había dado la vuelta, escondiendo sus mejillas ligeramente rojas y sonrojadas. No estaba acostumbrado a tener gente que lo ayudara.
«Me costó mucho llevar a cabo este plan en primer lugar, confiar en que la Grulla Carmesí vendría a mi lado y lucharía», pensó.