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~ ZEV ~
Con los ojos ardientes por la falta de sueño, pero el cuerpo zumbando de anticipación, Zev recorría la aldea, con Dunken a su hombro, lanzando miradas desafiantes a cada varón que pasaban como si pudiera desafiar a Zev en el acto.
—Realmente no creo que vaya a ser un problema —dijo a su amigo con una sonrisa.
—No está de más estar preparado —dijo Dunken—. Sasha-dan les da demasiadas razones para considerarla, así que equilibremos la balanza.
Zev negó con la cabeza, pero no intervino cuando Dunken alzó el labio ante uno de los Tigres, sentado al pie del árbol en el centro de la aldea. El tigre gruñó, pero no se levantó.
Zev lo ignoró. Como Alfa, podría ignorar a la mayoría si así lo decidiera, aunque no era su manera de ser. Pero haría todo lo posible por evitar conflictos hoy, de todos los días. Si alguien quería presumir, o desafiar, o provocarlo, que lo hicieran cuando él y Sasha estuvieran a salvo, ya apareados y de regreso de su soledad.
La soledad...