—Eve se apresuró a ayudar a Kalle con las bolsas, cargando una sobre su hombro —dijo Gahrye—. Entonces hicieron la procesión más extraña hacia ese grupo de rocas al final del jardín, cerca de donde los árboles bordeaban el muro —continuó él, mientras las dos mujeres daban la vuelta a su alrededor, poniendo las bolsas en el suelo cerca de la entrada al Portal, y luego volvieron hacia él.
—Fue un honor conocerte. Gracias por hacer a Kalle tan feliz —dijo Eve.
—Gracias a ti, también. Por todo. Espero verte de nuevo pronto —respondió Gahrye, parpadeando.
—No muy pronto —dijo ella, mirando hacia atrás donde yacía el cuerpo de Shaw—. Creo que vamos a tener problemas con la Policía por un tiempo y no quiero que te veas involucrado en eso, ¿de acuerdo?
—Él asintió. Se estrecharon las manos de nuevo, luego ella se giró y caminó lentamente de regreso por el sendero. No se iría, lo sabía, pero les estaba dando espacio —relató Gahrye.