—¿Por qué pareces enojado, padre? —preguntó Williams débilmente a su padre. No era raro que su padre siempre estuviera molesto por algo, pero hoy, parecía tan enojado que podía sentirlo por toda la habitación. Era tan fuerte que Williams no pudo seguir durmiendo y tuvo que abrir los ojos para preguntar.
Su padre se volvió a mirarlo y, al oír que su voz sonaba mejor que la noche anterior, se mostró aliviado.
—¿Cuándo despertaste? ¿Cómo te sientes? —preguntó mientras caminaba hacia la cama y se paró a su lado, mirando hacia abajo a Williams.
Williams intentó sentarse, pero su padre lo detuvo y lo obligó a recostarse de nuevo en la cama. —Necesitas descansar más. El médico dijo que no deberías moverte demasiado. A pesar de que su voz sonaba severa, Williams podía oír la preocupación.
—No puedo seguir quedándome en esta posición. Estoy cansado. —se quejó Williams.