Harold se encontraba junto al pabellón, alejado del palacio con las manos detrás de la espalda mientras miraba hacia el lago, esperando a que Alvin regresara con Harvey, a quien había mandado llamar.
Aproximarse a Harvey cerca del palacio no sería una decisión prudente, y tampoco sería seguro para Alicia, ya que alguien podría escucharlos e informar al rey o a la reina que la Princesa Ámbar era una princesa exiliada, y él no quería que eso sucediera.
Mientras miraba el agua, recordó que Alicia había estado allí recientemente, y miró a su alrededor para ver si era posible que alguien la hubiera visto desde la distancia.
Al girarse, vio a Harvey y Alvin acercándose desde la distancia, y sus ojos se endurecieron. No deseaba nada más que golpear a Harvey por atreverse a ofrecer ayuda a Alicia para escapar, pero no podía.