De regreso en el palacio, Paulina no podía evitar sentirse ansiosa. No dejaba de rezar para que la princesa pudiera escapar sana y salva. No le importaba ser castigada en su lugar, pero si la princesa no quería quedarse allí, la apoyaría para que se fuera. El único problema era con el Príncipe Harold. Parecía ser una persona sabia, lo que haría difícil que ella pudiera escapar con éxito. Realmente rezaba para que su señora estuviera segura y que no le pasara ningún daño. Continuaba caminando de un lado a otro en la cámara de Alicia, sumida en sus pensamientos, hasta que escuchó una llamada en la puerta.
Se dirigió hacia la puerta temerosa, rezando para que no fuera Beth viniendo a acosarla porque su señora no estaba. ¿O si habían atrapado a la princesa intentando escapar y por eso estaban aquí para llevarla? Pensó con miedo.