—¡SuSu, cálmate, Jun no quería que te lastimaras, esa debe haber sido la razón por la que no te dijo la verdad! —dijo Ah lam preocupada.
—¡Cállate! ¿Eres Bai Jun, acaso conoces sus pensamientos? —FangSu preguntó con una mirada enojada a Ah lam.
Ah lam aún quería decir algo, pero una de las chicas la arrastró a su lado y le susurró que se mantuviera alejada del camino de FangSu.
Bai Jun bajó la mano y dejó su rostro rojo al descubierto. Podía sentir las miradas de todos y quería hablar las cosas tranquilamente con FangSu, si solo ella accediera.
—FangSu, me has entendido mal, hablemos afuera, no querrás arruinar el cumpleaños de Ah lam, ¿verdad?
Con Bai Jun diciendo esto, era como si FangSu hubiera sacado a la luz su disputa sin importarle los sentimientos de la anfitriona. Si FangSu hacía esto, seguramente arruinaría la fiesta de cumpleaños de Ah lam, así que Bai Jun trataba de ganarse el favor de todos y, si era posible, impedir que FangSu dijera cosas que no debía decir.