—¡Fu Hua! —Jia Li llamó con un ceño fruncido.
—¿Quieres que me aleje de tus cachorros? Demasiado tarde. Ahora que los encuentro excepcionalmente lindos, no puedes detenerme —dijo Fu Hua mientras se reía.
Jia Li no tenía energía para tratar con él. Ella sabía lo terco que era ya que le encantaba hacer travesuras y no había nada que ella dijera que pudiera hacerle renunciar a su ridícula idea.
Unos minutos más tarde, Jazmín se quedó dormida. Jia Li metió su pecho de vuelta en su vestido y comenzó a frotar la espalda de Jazmín. Solo se la entregó a Fu Hua cuando la pequeña eructó.
Jia Li volvió a su boceto para pintarlo 🎨.
—Lo dejaré aquí fuera para que se seque —dijo Jia Li 20 minutos más tarde después de terminar de pintar.
—¿Puedo verlo? —preguntó Fu Hua.
—Todavía no, espera a que se seque. Tengo mucha hambre ahora mismo —le dijo Jia Li.
—Vamos adentro —dijo Fu Hua mientras se levantaba con Jazmín en brazos.