Antes de que Jia Li pudiera terminar su dibujo, Jazmín empezó a llorar.
—¡Dios mío! —exclamó Jia Li, pero eso no la detuvo de continuar con su dibujo.
—Jazmín está llorando —dijo Fu Hua con su mirada en ella—. Se lo estaba recordando en caso de que ella no lo hubiera oído.
—Lo sé. Solo quédate ahí y acúnala pero no muevas los pies —instruyó Jia Li mientras sus manos comenzaban a trabajar rápidamente.
Fu Hua suspiró mientras levantaba a Jazmín de sus muslos. Intentó aplacarla hablándole dulcemente. En un momento, la pequeña dejó de llorar y escuchó a su padre, pero poco después comenzó a llorar de nuevo.
—Tiene hambre —dijo Fu Hua.
—Lo sé. Dame 5 minutos, ya voy —dijo Jia Li mientras aceleraba el paso.
Océano y los cachorros querían acercarse a la bebé llorona pero Fu Hua les pidió que no lo hicieran.
En cuanto a los cachorros, eran demasiado jóvenes para escuchar. Se acercaron pero Jia Li llamó sus nombres y les pidió que se alejaran.