Jia Li estaba exhausta para cuando la trasladaron fuera de la sala de partos. Apenas podía mantener los ojos abiertos.
No tenía idea de que el abuelo Fu estaba presente hasta que lo escuchó llamarla con emoción.
—¡Chica Li! —llamó el abuelo Fu alegremente mientras se acercaba a Jia Li. Los doctores y las enfermeras se inclinaron ante él en señal de saludo.
El abuelo Fu los saludó antes de fijar su mirada en la exhausta Jia Li.
—Abuelo, ¿estás aquí? —preguntó Jia Li con tono ronco. Se veía muy sorprendida al verlo.
El abuelo Fu la miró con una sonrisa amable y tomó su mano. —Chica Li, lo has hecho muy bien. Estoy orgulloso de ti. ¡Felicidades!
—Gracias, abuelo —dijo Jia Li con una sonrisa.
—Hmm... descansa bien, tu tía está trayendo una comida deliciosa para ti. Volveré más tarde para ver cómo estás y para ver a mi bisnieta —le dijo el abuelo Fu mientras le acariciaba la mano.