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Sabiendo que solo el sexo podía calmarlo, Fu Hua miró la espalda de Jia Li. No quería tocar, por eso había logrado aguantar la tortura tanto tiempo.
Pero ahora, se sentía impotente y solo quería estar cómodo. Por fuera, su cuerpo estaba caliente, pero por dentro podía sentir sus huesos fríos, debido a estar bajo la ducha fría 🚿
Antes de que Fu Hua pudiera tocar la espalda de Jia Li, ella se volvió para preguntar —¿Estás bien?
Ella había sentido cómo él se levantaba y salía de la cama tantas veces y no podía dormirse. Podía decir que él estaba incómodo, así que estaba un poco preocupada y decidió preguntarle.
Fu Hua miró su rostro inocente mientras sus ojos brillaban con pasión.
—¡No estoy bien! —respondió con voz ronca.
A Jia Li le incomodaba su mirada pero igual procedió a continuar con sus preguntas.
—¿Te sientes incómodo? ¿Te sientes mal?