Cuando Penny y Damien bajaron al comedor, Penny se sintió totalmente avergonzada por la posición en la que los tres vampiros los habían sorprendido a ella y a Damien. No solo estaba encima de Damien, sino que también lo había estado mordiendo, y pensando en ello, internamente se tapó la cara con la mano mientras que hacia afuera mantenía una cara seria como si nadie hubiera visto nada.
—La mesa está más silenciosa de lo habitual —comentó el Señor Alexander mientras sorbía su té, sin saber lo que había pasado temprano en la mañana.
Mientras nadie quería responder ni ahondar en ese comentario, Damien fue quien lo abordó, —Nos sorprendieron con Penny mordiéndome —Penny le dio una patada a Damien bajo la mesa para hacerlo callar. ¿No tenía este hombre ningún filtro? Claro, ella sabía que no, pero deseaba que no lo hubiera dicho en voz alta.