Penny se sentó frente al tocador, mirándose en el espejo donde Damien estaba detrás de ella con las manos en su cabello mientras lo tejía primero con sus manos y luego con el cepillo. Mientras Penny se secaba el pelo, Damien ya se había vestido.
El vestido que llevaba era de color durazno claro con mangas cortas y solapas, mostrando sus brazos. La última vez había conseguido un vestido de Lady Maggie, lo que la hizo preguntarse si este también era suyo, pero nunca lo había visto puesto en ella. Quizás las personas que eran ricas tenían mucha ropa, suficiente para sobrevivir dos meses enteros sin tener que repetir lo que llevaban. Como Damien mismo, que tenía una pared hecha de armario para su ropa. El hombre vivía como un rey sin seguir la palabra de nadie más que la suya propia.
Esto la hizo preguntarse si el hombre temía algo en absoluto. Era como si fuese intrépido.
—¿Qué pasa por esa pequeña mente tuya? —preguntó él mientras continuaba cepillando su cabello.