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—Lo que la señora Lu considere mejor —dijo él.
Diciendo esto, Lu Qiang movió sus manos hacia arriba para sostenerla de la cintura, que formaba una curva perfecta ya que ella aún estaba en posición de gatear. Su espalda se arqueaba hacia adentro, haciendo que su trasero se resaltara de manera seductora. Sus piernas estaban dobladas en las rodillas, descansando a cada lado de su cintura.
Jiang Yuyan sintió el calor de sus palmas en su piel mientras sus manos se deslizaban a lo largo de su curva.
—Mantén tus manos en los bolsillos, señor Lu, ya que soy yo quien te va a recompensar. No es al revés —dijo ella.
—También puedo recompensarte por ser la mejor esposa —ofreció él mientras apretaba más el agarre de sus manos en su cintura.
—Ya has hecho suficiente para hacerme sentir que soy la mejor. Ahora déjame recompensarte por completar un mes de nuestro matrimonio.
—¿Ya pasó un mes? No me di cuenta. Todavía siento que fue ayer cuando nos casamos.