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—Sí. Sí, creo que sí —respondió a la persistente pregunta de Kat.
Kamiko se enderezó y se movió hacia el borde para poder sentarse. A diferencia de Kat, que podía flotar fácilmente abusando de la superficie de sus alas, Kamiko tenía que esforzarse un poco más, y quería asegurarse de no caer simplemente bajo el agua, así que sentarse era la mejor opción. El agua seguía siendo relajante, pero ella ya podía sentir el cambio. Ahora era como si le presionara en vez de ayudarla a relajarse correctamente, pero tragó su miedo al pensar en las similitudes entre su propia historia y la de Kat.
—Entonces, la primera parte de mi historia es un poco como la tuya. Aunque... quizá debería empezar con mi familia. Mencionaste que no tenías a nadie con quien hablar, bueno... yo tenía a mi familia pero nunca quise quejarme de esto con ellos, especialmente no de manera correcta. De alguna manera... es su culpa pero no tienen la culpa, ¿si eso tiene sentido?