—El ancla a través del centro del copo de nieve... ese es el símbolo de mi clan, se graba en nosotros al llegar a la mayoría de edad —dijo Kaideon a Neveah desde donde estaba sentado.
Neveah echó un vistazo a Kaideon y él volteó su mano, revelando una marca negra que en efecto se parecía a un ancla grabada en la parte superior de su brazo.
En verdad, esa marca exacta cortaba a través del copo de nieve, dándole a la línea central un aspecto diferente del de un copo común.
Neveah sintió que las fuerzas la abandonaban y se derrumbó hasta quedar sentada en el suelo.
—¡Veah! —exclamó Kaideon, preocupado, al acercarse a Neveah.
—¿Estás bien? ¿Debería llamar a Everon? —preguntó Kaideon, pero Neveah negó levemente con la cabeza.
—Estoy bien... solo... necesito un momento —Neveah susurró en voz baja.
Kaideon asintió comprendiendo y se sentó al lado de Neveah, no dijo nada más pero se quedó a su lado, mirando hacia adelante en silencio.