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Un frío y helador viento barrió un vasto campo, llevándose consigo una capa superior de nieve, la nieve giraba en el viento, cayendo lentamente sobre la superficie terrestre, así como sobre una figura tendida en la nieve.
Los párpados de Neveah temblaron ligeramente, los rayos de sol que se colaban por sus párpados cerrados disipaban la bruma del sueño que se aferraba a su conciencia.
Un quejido silencioso escapó de los labios de Neveah, ella levantó una mano para proteger sus ojos de los rayos del sol. En algún lugar en el fondo de su mente, Neveah se preguntaba de qué iba ese frío tan congelante.
Inconscientemente, Neveah extendió su mano al lado, palmeando en busca de sus cobijas para luchar contra el viento helado, pero Neveah terminó con un puñado de nieve fría y congelada.
—¿Qué es...? —se preguntó Neveah somnolienta mientras sus ojos se abrían lentamente descubriendo que estaba mirando justo hacia el cielo abierto, grises y azules se mezclaban en una hermosa armonía.