—¡Te conseguí un regalo sorpresa! —Dora subió apresuradamente a la cama decidida a despertar a Eleanora de inmediato mientras le sostenía la mano y la sacudía. Nora abrió los ojos adormecida, desorientada e intentó entender lo que la alegre niña estaba diciendo.
—Dora, que estaba rebosante de emoción, notó rápidamente que su hermana estaba despierta y, sin darle tiempo a la chica para pensar, comenzó a tirar de su mano—. ¡Vamos, vamos! Tienes que ver esto rápido.
—Nora, ahora completamente despierta, atrapó a Dora entre sus brazos y atrajo a la niña a su regazo mientras susurraba—. ¡Nah! Eres también todo un regalo. Veré lo que tienes más tarde, primero tienes que abrazarme un rato.
—Dora, inmensamente complacida con el abrazo de su hermana pero no dispuesta a demostrarlo, puso cara de disgusto y dijo:
— Eres como un bebé, robando abrazos y todo. Te abrazaré después, vamos, ¡vamos!.