—¿Quién era ese hombre? —preguntó Cyan al salir del taxi. Intentó pagar la tarifa al conductor, pero él no la aceptó. En cambio, me dijo que viviera bien y se fue.
—Un anciano.
—Ya veo eso —burló.
—Su nombre es Joseph —dije—. Solía vivir cerca de nosotros.
—Das muy poca información, ¿sabes?
—¿Eso es un cumplido?
—¡Sabes muy bien que no lo es!
—Entonces, este es el hotel... ¿Pero por qué Max me busca de la nada? ¿O ha estado buscándome todo el tiempo?
—Ve y pregúntale tú misma —se encogió de hombros—.
Entré al vestíbulo del hotel con Cyan. La recepcionista me miró de arriba abajo y sonrió. —¿Estás aquí por una habitación o dos? —preguntó.
—Vengo a buscar a alguien —respondí.
—¿Cómo se llama la persona y cuál es el número de su habitación?
—Su nombre es Maxen Learley. No estoy segura de su número de habitación. Es mi hermano. Me informaron que se está quedando aquí —dije.