(Desde la perspectiva de Azul)
—Puedes hacer lo que quieras —dijo él—. Puedes hacer un regalo para la hija del mago si quieres.
—No, quiero decir, «nosotros» deberíamos obsequiarle —aclaré—. Es importante hacer un obsequio a un bebé si tienes la destreza para hacerlo.
—¿Cómo dices que se llama de nuevo?
—Dela. Al parecer, es tan hermosa que Flint y Rosa no pudieron pensar en un nombre que hiciera justicia a su pequeña niña. Entonces, la madre de Rosa la nombró —expliqué—. Dela, es un nombre lindo.
—No está mal —dijo él—. Se parece mucho a su padre.
—¿En serio? Pero apenas si parece humana. Quiero decir, ¿hombre lobo? Es muy difícil entender a quién se parece un recién nacido.
—Pero a mí me pareció que se parecía a Flint. Es muy fácil suponer que es su hija.
—¿En serio?
—Incluso el poco pelo que tiene coincide con el de Flint. Cuando comenzó a llorar, vi sus ojos. Eran como los de Flint. Incluso su nariz y sus cejas.