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97.33% Un Rudeus diferente / Chapter 192: Rudeus— Kalman II vs Kalman III

章節 192: Rudeus— Kalman II vs Kalman III

Aleksander nos miraba con una cara muy malhumorada, aunque tenía una postura de mucha confianza.

— ¿Van a pelear conmigo? Jajaja, no puedes ganarme padre. Tengo a Kajakut. Los mataré a ambos, y seré el más grande de los Dioses del Norte, y de paso mataré a Reidar Reí, y me convertirme en el héroe más grande del mundo, —nos dijo el lunático de mierda. Dios, le hace falta una novia a este idiota para que le enseñe los placeres femeninos y deje de tener fantasías tan estúpidas de heroísmo, aunque tal vez le gusta que le arruguen el nudo de globo, quien sabe, pensé.

Aleksander se abalanzó sobre nosotros sosteniendo fácilmente la gran espada Kajakut con una sola mano, mientras Alex se interpuso. Alek le lanzó un ataque veloz , sin embargo, Alex (demonios, esto es confuso. Mejor me refiero a Alex como Kalman), logró desviar con facilidad con su bastón, solo para ver como Alek daba una vuelta antinatural en el aire y cortaba hacia él, pero Kalman por algo era considerado el mejor espadachín del mundo, ya que salió de su ataque rápidamente.

A la distancia, podía sentir el poder de Kajakut. Esta gravedad no es como la que yo uso, que distorsiona el campo de gravedad que el planeta ejerce sobre los objetos. Es decir, yo no produzco gravedad, la manipulo. Sin embargo, Kajakut emite gravedad, es como si esa maldita cosa fuera un planeta en miniatura y Alek sabe controlarla a la perfección. Sin embargo, Kalman, al haber usado esa espada por siglos, sabe cómo lidiar con ella.

Yo trataba de apoyar a Kalman con magia, sin embargo, cada cañón de piedra que lanzaba daba un extraño giro, solo para perderse en el bosque. Podía lanzarle magia más poderosa, pero no quería lastimar por accidente a Alex.

Aleksander se posicionó unos metros más allá y arremetió contra su padre, dando un gran salto y atacandolo desde la vertical , el cual Kalman bloqueó perfectamente y le dio en las piernas haciéndolo ladear en su postura.

— ¡Excalibur!, —grité, advirtiendo a Kalman que se hiciera a un lado. Pero Aleksander esquivó el hechizo con suma facilidad y este se desvió, doblándose y pasando por un lado de su cabeza.

— Jajajajaja, tontos. Tengo a Kajakut, no podrán ganarme. Tu magia no funcionará, Dios del Cauce, y padre, sabes que no puedes derrotarme sin una espada mágica, jajajaja.

— Tu confianza en la espada será tu perdición , hijo.

— Ya cállate, padre. Yo (...) Aaaag, —dio un fuerte quejido de dolor. Fue un golpe de lleno del Mjolnir que le dio en el plexo solar y lo lanzó a un árbol donde se estrelló, mientras el martillo regresaba a mi mano.

— Eso lo va a poner de mal humor, —me dijo Alex.

— Bueno, no es bueno hablar en las peleas, amigo.

— Wuajajajaja, sí, tienes razón. Aleksander ya debería saber eso. Por cierto, estás rozando el nivel divino en Dios del Norte General.

— Te parece si hablamos de eso después, Alex, —dije, apuntando en dirección de donde Aleksander había salido volando. Él venía caminando muy enojado.

— Maldito seas, Reidar. Ese golpe fue a traición.

— ¿Qué me hablas tú de traición, maldito traga sables? Tú me atacaste a traición en el puente.

— Sí, pero yo lo hice con gracia. Me presenté de manera apropiada como un héroe.

— Pues te presento a mi amiguito, dije, lanzándole el Mjolnir con todo su poder, pero Aleksander lo hizo mil pedazos con un solo golpe de Kajakut.

— Huuy, te destruí tu arma mágica. Wuajajajaja, ahora ya no eres tan fuerte sin ella, ¿no? Jajajaja, veamos qué haces sin el, Dios del Cauce.

Quedé con los ojos abiertos. Ni Gal Farion había podido destrozar mi martillo. Eso fue gravedad. Destruyó el martillo como si fuera de cristal. Había construido ese martillo con magia de tierra, la más dura que había construido, era más fuerte que el hierro.

— Bien, me aburrí de ustedes dos. Voy a tomarme esto en serio, —dijo Alek mirándonos con una sonrisa, mientras yo sacaba mi sable.

— Esto es serio, Rudeus. Él estaba guardando su poder para combatir con Orsted. No sé si pueda detenerlo si usa todo el poder de la espada,—me dijo Alex.

— Lo haremos juntos,— le dije. —Te daré apoyo, no soy solo el Mjolnir.

En ese momento, Aleksander corrió hacia Kalman y le lanzó un ataque vertical que logró repeler con su vara. Sin embargo, su postura ya no era tan buena. Los golpes de Alek eran cada vez más fuertes, y en cada golpe rompía milimétricamente la postura de Alex, que si bien resistía bien, poco a poco empezaba a abrumarlo. Podía sentir con cada golpe de Kajakut que Kalman desviaba, como ondas de choque me golpeaban y hacían estremecer los árboles cercanos.

En un momento, Alex atacó. Sin embargo, Aleksander dio un giro, lanzándose en la vertical, dejando un cráter en donde estaba Alex, que apenas salió. En esa milésima de segundo, le lancé Excalibur, el cual rechazó fácilmente, pero había invocado una lanza de tierra que casi lo empala, pero nuevamente dio un giro antinatural y salió de posición. Cuando me vio, dio una sonrisa y se lanzó contra mí. Podía sentir la presión de la espada en la atmósfera , la cual no pude desviar con mi sable, y la tomé con mi guantelete de Zalif, presionandome contra el suelo. Sentí como mi guantelete era destrozado y la onda de choque destrozó las botas y la armadura Mark II en solo pedazos.

— Jajaja, estás muerto, Reidar. Pero qué demonios(...), esos brazos son, son de mi abuela, dijo sorprendido.

— Surprise, Surprise motherfucker, —le dije en inglés, y le di un puñetazo en lo que es hocico, haciéndolo volar mientras se estrellaba contra un árbol. Lo que Aleksander no se dio cuenta es que la gema del guante Zaliff alcanzó a absorber algo del maná de Kajakut, y el golpe no fue tan fuerte como Aleksander pensó, y eso me dio tiempo de darle un contragolpe. Aunque ahora estaba sin protección, salvo por mi túnica y el kevlar bajo ella.

Aleksander se lanzó como un perro rabioso en mi contra, blandiendo su espada.

— ¡Técnica secreta del Dios del Cauce, Espada de la Previsión!,— dije, pero él entró en mi campo de defensa como un pez. Ni siquiera Gal Farion pudo hacer eso. Pero cuando estaba esquivando mis ataques, se llevó un fierrazo en la cabeza de Alex, que lo volvió a lanzar contra unos árboles.

— ¿Cómo diablos entraste en mi campo de ataque?, le pregunté a Alex.

— También soy un Dios del Norte, Rudeus. Puedo hacerlo sin Kajakut, —me dijo Kalman. —¿Seguro que no sabes la quinta técnica de Reidar? ¿La Espada Dios de Agua?

— No, ¿por qué?

— Es la única manera que podrías derrotarlo si esta usando Kajakut.

— Lamento decepcionarte, pero no sé cómo combinar esa técnica con magia divina, Alex.

— Mmmm, esto se pondrá feo entonces .

— Toma, usa una de mis espadas,— le dije.

— No, tranquilo. Aún puedo combatir,— me dijo el segundo Dios del Norte con una sonrisa.

— ¿Cómo conseguiste eso?,— me dijo de pronto Alek, que salía entre los árboles.— ¿Por qué tienes la piel de mi abuela?

— Ya te dije, imbécil, estás en el equipo equivocado.

— Cállate, dijo,— lanzando un fuerte ataque que hizo que el bastón de Kalman se doblara y perdiera su postura. Pero Alek no lo atacó, venía directo a mí.

— Técnica del Dios del Cauce, Espada de la Previsión. Pero nuevamente, Alek entró en mi rango de ataque. Aunque esta vez, le lancé las dagas con magia de gravedad, que logró repeler gracias a Kajakut, pero eso lo hizo perder el balance y se llevó un leve corte en un muslo.

— Agggh, maldito, decídete. Pelea con el estilo Dios del Cauce o Dios del Norte, —me dijo Aleksander, pero mi respuesta fue lanzarle la Espada de la Luz, que rechazó fácilmente. Pero al parecer, hacer eso lo puso de peor humor.

— Deja de burlarte de mí, Reidar, maldito. Eres un insecto, un don nadie comparado conmigo,— dijo, mientras sentía como el poder de Kajakut me dejaba sin movimientos. Me sentía pesado mientras Alek me lanzaba un ataque. Alcancé a lanzar Distorsión Mágica justo a tiempo, cuando Alek atacaba mi posición.

— ¿Cómo hiciste eso?,— me preguntó sorprendido. Pero no le respondí nada, mientras atraía la gema de la Hidra Manatíta que estaba en los restos de mi guante y la ponía en mi bolsillo, al mismo tiempo que sacaba la espada de mi espalda, que tiene una gema de la Hidra.

Aleksander se lanzó contra Kalman y contra mía, cuando estuvo cerca, activé ambas gemas, las que bloquearon en parte el monstruoso poder de Kajakut. Le lancé la Lanza de Scorpion, tomándole un brazo y atrayéndolo a mí, mientras Alex le daba un bastonazo en el pecho haciéndolo caer de espaldas. Sin embargo, nuevamente recuperó su posición de manera antinatural, dándole una patada a Kalman y un corte a mi mano, cortándomela en la muñeca. Pero rápidamente me la pegué con magia real de Curación.

— Maldito, te cortaré la cabeza. A ver si te la puedes pegar nuevamente, —me dijo Alek.

— Esta cabeza que tengo aquí ,— le dije, llevándome la mano que tenía libre a los genitales.

— Grrr, papá, ¿cómo puedes ser aliado de un tipo así? Él es un mal rival.

— Tú eres el tonto, Aleksander. Te enseñé hace mucho que los practicantes del Dios del Cauce provocan al rival para hacerlos atacar primero. Realmente no aprendes, hijo. Creo que fue un error nombrarte Dios del Norte y darte esa espada. Debí destruirla.

— Cállate. Tú no tienes el derecho de (...), pero no alcanzó a decir nada y lo ataque con la Cruz Brumosa.

— Deja de parlotear y pelea, payaso,— le dije, provocando la ira de Aleksander, quien me lanzó un golpe tan fuerte que apenas pude repelerlo y me lanzó contra unos arbustos. Al no tener armadura, tuve que usar gravedad para no estrellarme con una gran roca qué estaba detrás de los arbustos. Cuando miré, Aleksander había pasado las defensas de Alex y se dirigía a mí a una velocidad aterradora con la espada sobre su cabeza, pero en ese momento un cometa rojo pasó por mi lado y atacó al Dios del Norte, haciéndolo retroceder, mientras Alex aprovecho para golpearlo en el pecho . Era Eris, quien después de ello le lanzó una horriblemente veloz Espada de Luz que Alek rechazó fácilmente, y luego la atacó pero Alex lo bloqueo con su bastón y Eris le lanzó la espada de luz directo al cuello, pero nuevamente su ataque se desvío gracia al poder de Kajakut y fue a dar a la armadura de Aleksander, que al parecer también es un implementó mágico, Eris retrocedió, pero El ataque de Aleksander fue rápido y casi le da, cortale algunos mechones de pelo. Pero Ruidjerd qué era como la sombra de Eris, paró el ataque, mientras él y Eris tomaban posición delante de mí.

— Perdóname por hacerte esperar, Rudeus,— dijo mi marido, mientras Ruidjerd hizo un gesto con la cabeza.

— Eris, Ruidjerd, ¿están bien?, —pregunté.

— Sí, no te preocupes, ya está hecho, —dijo Eris, que cuando la miré, noté que en su cintura colgaba la espada de Gal Farion.

— ¿Y el Dios del Filo?, —pregunté.

— Está muerto, —me dijo Ruidjerd.

En ese momento, me fijé en Aleksander, que nos miraba de manera atonita.

— No puede ser, ¿qué hacen ustedes aquí? ¿Dónde está Gal Farion?,— pero se fijó que Eris tenía su espada. —Ya veo. Así que está muerto, vaya, lo sobreestimé, —dijo de manera arrogante, cerrando sus ojos y meneando la cabeza.— Creí que acabaría con ustedes rápidamente y juntos mataríamos al Dios Dragón. Es una tragedia. Lo conocí por poco tiempo, pero él era un buen hombre, —dijo ahora de forma dramática. (Dios, estos tipos son realmente malos actores. Tal vez en la otra vida fueron Dwayne Johnson o Thalía, por la mala actuación, digo).

Pero de pronto, Aleksander bajó su postura y todos sentimos escalofríos en la espalda. Algo venía. Antes de que intentara algo, le lancé mis dagas, pero estas se hicieron mil pedazos antes de alcanzarlo. Podía sentir como el poder de Kajakut crepitaba alrededor del cuerpo de Aleksander.

— Oh, mierda, esto es malo, gritó Alex. ¡Corran! ¡Rápido!.

—En mi mano derecha, una espada. En mi mano izquierda, una espada. Con estas manos cobraré incontables vidas. Ofreceré cien millones de muertes. Soy el Dios del Norte, Aleksander Ryback.

Alex había tratado de salir de su camino, pero estaba flotando, lo mismo que Eris y Ruidjerd. Yo también flotaba, y todo alrededor de Aleksander, ramas, escombros y piedras, mientras el Dios del Norte, Kalman III, sostenía su espada por sobre su cabeza.

— ¡Ahora te vengaré, mi amigo y aliado!,— gritó Aleksander, mientras el poder salía de su cuerpo, tal como sale del mío cuando uso el estilo Dios del Cauce. Esto es malo, pensé. Con gravedad, alejé a Eris y Ruidjerd, que pataleaban y estaban frente a Alek. Así que solo quedé yo frente a él. Tomé mis espadas y activé las gemas de la Hidra Manatíta, saliendo del campo de gravedad. Le lancé la espada de dos filos a Alek, pero esta se destruyó en mil pedazos antes de llegar a él. ¡Oh, mierda, esto es malo!, pensé, mientras aún sostenía mi sable, invoqué Muro de Cristal justo en el momento en que Aleksander desataba todo el poder de Kajakut.

— ¡Técnica Secreta del Dios del Norte, Fractura de Gravedad!, —grito, pero solo vi una explosión y el Muro de Cristal se hizo mil pedazos. Lo último que recuerdo fue un destello y el brillo del círculo de protección que llevaba bajo mis ropas.

Uuuuugh, fue lo único que recuerdo haber dicho . Cuando recobré la conciencia, estaba en la copa de un árbol, literalmente. Tenía un brazo destruido, roto desde el hombro hasta la punta de los dedos, una pierna con fractura expuesta, las costillas rotas, hemorragia interna y tal vez órganos dañados. Además, estaba desnudo de la cintura hacia arriba. Tuve que lanzarme magia santa de curación, pero cuando lo hice, vi un aluz azul desde la aldea Superd, pero la distracción me hizo caer del árbol y me rompí la espalda y la pierna nuevamente, así que debí volver a curarme.

— Hay, mierda, eso fue doloroso, pensé. Un momento, Eris, grité, pero sentí que alguien estaba tras de mí. Rápidamente lo apunté con mi sable y adopté postura de combate. Pero cuando me di cuenta, era Alex y mi sable estaba roto al medio. Solo me quedaba la espada pequeña que me dio Orsted.

— Eris y Ruidjerd, ¿dónde están?, —pregunté asustado.

— Tranquilo, tienen pequeñas heridas, pero están bien, aunque inconscientes. Puedo molestarlo con magia de curación, —me dijo Alex, que tenía un brazo colgando, su casco destruido y su armadura rota.

Una vez que lo curé, me di cuenta que Aleksander había desaparecido. Alex me dijo que después del ataque, se dirigió a la aldea Superd para enfrentar a Orsted.

— General, lady Roxy, ¿ logró invocar su armadura?

— Eso creo, pero no debemos permitir que tu hijo ataque la aldea. Hay niños y mujeres ahí, además de que muchos aún se están recuperando de la plaga.

— Yo lo detendré. Te daré tiempo, —me dijo justo cuando dos Superd salieron de entre el bosque.

— Rudeus, es tu esposa Migurd. Dice que tu armadura y tu espada mágica están listas.

— Bien, toma, le dije a Alex, pasándole un círculo de protección, el cual puso bajo su ropa y activé. Vendré pronto, dame tiempo, —le dije. Alex asintió con la cabeza y partió para enfrentarse con Aleksander. Dejé a uno de los Superd cuidando de Eris y Ruidjerd, y con el otro corrí a toda velocidad hacia la aldea. No quise ir con gravedad para no gastar maná.

Mientras corría, oíamos sonidos de batalla a lo lejos. Eso debían ser Zanoba y Doga contra Malta. Lo mismo que gritos más cerca, que debían ser los Dioses del Norte.

Cuando llegamos a la aldea, me encontré con Cliff y Elinalise. La elfa me miró con los ojos muy abiertos, lo mismo que Cliff. Estaba con magullones, mi ropa hecha pedazos y solo vestido con mi pantalón. Hasta mis botas estaban hechas pedazos.

— ¿Estás bien? ¿Qué demonios esta pasando? , —me preguntó Elinalise.

— Sí, estoy bien, Gal farion esta muerto, pero tenemos problemas con el dúos del Norte Aleksander, es un maldito idiota — dije mirando la armadura dorada sobre el pergamino. Ahora empieza lo bueno, pensé.

— Toma, también Roxy convocó esto, —dijo, pasándome a Hornet, la espada ropera mágica que le quité a Dani Darkbird cuando lo maté en Asúra.

Saqué el traje de kevlar, que estaba con la armadura, y me lo puse rápidamente, mientras Elinalise me informó que Roxy se había teletransportado a la Sharia, según mis órdenes.

— Bien, dije, colgando la espada Hornet en mi espalda junto con la espada que me dio Orsted, y salí corriendo en dirección a donde estaba Alex.

— Espera, Rudeus. ¿No llevarás la armadura?, me dijo Elinalise.

— Un héroe se presenta en el momento preciso,- le dije, sonriéndole. Pero ellos me miraron como si fuera un lunático. Así que me apresuré donde estaba Aleksander y Kalman II, pero me puse nervioso al no escuchar sonidos de batalla, ni de ellos, ni de los chicos con el Dios Ogro Malta.

Mientras en el bosque, Kalman II había tratado de hacer frente solo a Aleksander. Sin embargo, no pudo hacer mucho ante la fuerza de su hijo y la espada más poderosa del mundo. Su baculo estaba en el suelo doblado y Alex estaba inconsciente, sentado contra un árbol, mientras Aleksander lo miraba con molestia.

— ¿Hasta cuándo vas a estar ahí haciéndote el tonto, papá? Sé que estás consciente. No puedes derrotarme, al menos no sin una espada mágica. Tengo a Kajakut. No puedes contra mí mientras tenga a esta espada. ¿O es una estrategia? ¿Te haces el derrotado para de pronto lanzarte sobre mí y derrotarme? Bueno, también me gustan las tácticas excéntricas, padre. Aunque Aubert y Wii ta y esos idiotas ferales fue ir demasiado lejos con la excentricidad, ¿no crees? Ya deja de hacerte el muerto y háblame. Maldición, ya no soy un niño. Deja de jugar conmigo.

Pero Alex seguía haciéndose el muerto.

— No te entiendo, papá. ¿Le enseñaste a esos payasos ¿por qué a mí me rechazas? ¿Por qué a mí no me enseñaste lo mismo? ¿Por qué? ¡Respondeme, con un demonio!

Pero Kalman estaba aún ahí con sus ojos cerrados sin moverse — Pffff, pareces un niño, padre. No viene bien con tu edad. No has madurado. Tienes 400 años y te comportas como un niño. Por eso, Randall prefirió ser chef y dejar de usar el apellido Ryback. Si más que padre, te comportas como el hermano buena onda, maldita sea.

Me voy, voy a matar a Orsted, —pero cuando se dio la vuelta, se topó frente a frente con Rudeus vestido con una especie de malla negra adherida a su cuerpo y con dos espadas mágicas ahora.

— No puede ser, ¿ Reidar? . Estabas muerto, y tus espadas estaban destruidas. ¿De dónde sacaste esas?, pregunto asombrado Alek.

— Sí, bueno, Perugius me enseñó invocación, cretino.

—¿Wow, Perugius? Eso es increíble. El viejo desgraciado jamás ha querido recibirme, me dijosonriendo.— Eres sorprendente, Reidar. Creo que te juzgue mal.

— Deja de decirme Reidar, imbécil. Soy el General Greyrat para ti, y a Perugius no le agradan los idiotas, por eso no te recibe.

— Ufff, es una lástima pero tendré que matarte, —dijo, haciendo una pose dramática, pero de pronto, Alex le habló.

— Escucha, hijo mío. Te daré la respuesta que buscas. Primero que nada, Randall no le gustaba la esgrima y por eso eligió una vida tranquila, y no se cambió el apellido a Marianne porque me odiara. Fue para que idiotas como tú no le pudieran un duelo.

En cuanto a ti, Alek, si, tienes razón. Sin una espada mágica, jamás podría derrotarte. Por eso pedí prestada una de la Emperatriz del filo, Eris, aunque es lo mínimo necesario, —dijo, sacando la espada de Gal Farion de su espalda. —Me hice el muerto y esperé una oportunidad para derrotarte, aunque fuera la mínima posibilidad. Aunque tenga una espada mágica, nada se compara con Kajakut, y ese es el problema.

Ahora, ¿quieres saber la razón por la que me rehuse a aceptarte y enseñarte todas mis técnicas? Es porque quieres ser un héroe a toda costa. Pero en la búsqueda de ello, mancillas el nombre del Dios del Norte con hazañas indignas de un héroe:¿ atacar inocentes solo por reconocimiento ? . Si quieres ser un héroe, compórtate como uno. No robando fama con acciones deshonestas. Tú buscas la fama , ¿pero derrotando a débiles? Eso es indigno de alguien con tu poder. ¿Quieres saber qué hace a un héroe? Busca un rival más grande que tú, alguien a quien no puedas derrotar y enfréntalo. Como lo hizo mi padre, Carl Ryback, él se enfrentó a Laplace sin tener oportunidad, después se enfrentó a la demonio inmortal más poderosa, luego de Laplace, y la derrotó sin que nadie diera un centavo por él. Y luego cayó ante Kajakut. Rivales ante los que no tenía oportunidad y siempre defendió a los débiles. Eso hace un héroe. Y me di cuenta de ello cuando te di esa espada. Yo maté a Kajakut y vengé a mi padre. Pero, ¿era mejor que él? No lo era. Si no fuera por la madre de Randall, Chikita, y Frau Claudia, Kajakut me habría matado. Aunque, si bien me equivoqué en mi vida, jamás habría atacado a gente inocente por fama, Aleksander. Y por eso no puedo aceptarte,— dijo, sacando la espada de su vaina. Aleksander lo miraba con los ojos abiertos y con rabia, momento en que Eris y Ruidjerd salieron de entre los árboles.

—¿ Así que eso esperabas, eh? Estabas esperando refuerzos, jajaja. Pero eso no servirá de nada. Ya los derrote. No pueden ganarme mientras tenga a Kajakut, incluso si tienes una espada mágica. Y tú, Dios del Cauce, aunque tengas esas espadas tampoco puedes derrotarme. Ya ni siquiera tienes tu armadura. Realmente, lamento tener que matarlos a los cuatro. Realmente son dignos de llamarse héroes, —dijo Aleksander, cerrando los ojos, agachado la cabeza y llevándose la mano empuñada al pecho (maldición, parece protagonista de novela mexicana este tipo, sus movimientos sobre actuados son realmente dignos de un buffon) .

— Y a ti, ¿quién te dijo que no tengo una armadura?,— le dije, momento en que algo dorado cayó del cielo y se posicionó entre Aleksander y yo, mientras emitía un brillo dorado.

Cuando el brillo se apagó, Eris y Alex tenían una sonrisa, mientras Ruidjerd y Kalman III tenían los ojos muy abiertos. Y de hecho, Ruidjerd estaba algo impactado con esto.

— Eso, eso, eso, no puede ser. Eso estaba perdido. Es, es, es, es la armadura del Dios de la Lucha, —gritó Alek, levantando su espada para atacarla, pero la armadura se desarmo de su forma de objeto y cubrió mi cuerpo.

Alek estaba atonito, y no alcanzó a hacer nada, cuando le di una patada en el pecho que lo lanzó volando cientos de metros. La segunda parte de la batalla estaba por comenzar.


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