Aarón fue a visitar a Lucian, ya que quería hablar sobre Rina. Ella había estado quedándose en su casa, y nadie de la propiedad Rainier había venido a verla, lo que le sorprendió e hizo que se preguntara qué estaba pasando exactamente.
Cuando Aarón llegó al estudio de Lucian, encontró a Lucian perdido en sus pensamientos, mirando fijamente hacia la ventana, su mente aparentemente en otra parte.
—¿Lucian? —llamó Aarón, notando que Lucian ni siquiera se había dado cuenta de que alguien había entrado en su estudio.
Lucian volvió a la realidad y se giró para ver a Aarón parado frente a su escritorio. —¿Aarón? Lo siento. No me di cuenta de que habías llegado. Por favor, toma asiento.
—Está bien —dijo Aarón, acomodándose en la silla mientras Lucian pedía al sirviente que trajera té.
—¿En qué estabas pensando tan profundamente? —preguntó Aarón. —¿Te preocupa algo?