"Ella asintió y encontró su mirada sin vacilar. —Si Su Alteza no puede superar emociones fugaces e incidentes insignificantes, entonces es su responsabilidad abordarlos.
Su expresión se mantuvo fría e impasible, subrayando su afirmación de la verdad.
—¿Tanta crueldad? —comentó él—, una sonrisa malvada jugando en sus labios.
—Su Alteza —dijo ella—, nuestros caminos divergen mañana, tal vez nunca para converger de nuevo. Insisto en que no compliques las cosas para ambos.
—¿Por qué no deberíamos encontrarnos? —preguntó—. La distancia entre nosotros no es tan grande que no pueda alcanzarte.
—Como dama de compañía de Su Majestad, llevo responsabilidades que no puedo abandonar por persecuciones triviales e insignificantes.
—¿Emociones fugaces? ¿Incidente sin sentido? ¿Un error? ¿Trivia y persecución sin sentido?