Todo sucedió demasiado rápido. Gracia ni siquiera tuvo tiempo para gritar. Antes de que se diera cuenta, alguien rápidamente le cubrió la boca y la arrastró hacia el coche. Al segundo siguiente, la puerta del coche se cerró de golpe con un fuerte estruendo y el motor del Passat negro rugió antes de acelerar rápidamente.
—¡Todo el proceso duró solo unos segundos!
Cuando Cheyenne reaccionó y persiguió el coche, apenas pudo vislumbrar la placa del automóvil.
—¡Fue un secuestro que ocurrió a plena luz del día!
Cheyenne no sabía qué hacer, y lo único que pudo pensar fue en llamar a Lucas de inmediato.
En ese momento, Lucas estaba en la sala de William cuando su teléfono móvil sonó de repente.
Cuando Lucas vio que era Cheyenne quien lo llamaba, su expresión se volvió seria al instante.