Noah golpeaba, pateaba y lanzaba llamas sobre el Jabalí de Acero mientras esquivaba sus ataques. A pesar del empoderamiento de su habilidad innata, era más débil que la criatura en una batalla de pura fuerza física. Sin embargo, tenía su velocidad de su lado.
El Jabalí era grande y tenía un número limitado de movimientos que podía realizar. Mientras Noah no le diera suficiente espacio para preparar una carga, la bestia no podía lanzar ataques amenazantes.
Sin embargo, el Jabalí compensaba la simplicidad de sus ataques con su increíble defensa. Su piel metálica marrón protegía a la criatura de casi cualquier forma de daño, especialmente cuando Noah no podía usar sus mejores habilidades.
Logró infligir algunas lesiones internas debido al mero poder liberado por sus ataques, pero no podían afectar la resistencia del Jabalí en tan poco tiempo.