—Hermoso, ¿no es así? —Una voz resonó detrás de Noah mientras estudiaba la red dorada.
El dueño de esa voz no intentó ocultar su presencia. Noah lo reconoció en cuanto sintió su aura. El Segundo Príncipe había venido a visitarlo.
—¿Es esta tu manera de tenderme una emboscada? —preguntó Noah sin voltearse.
Noah había pedido al Segundo Príncipe que se mantuviera como una amenaza constante en su vida, pero el Real había desaparecido de la escena política después de esa conversación.
—El mundo es demasiado frágil para soportar una batalla entre nosotros —respondió el Segundo Príncipe—. Salvar este plano tiene prioridad. Podemos volver a nuestros juegos solo después de que todo se estabilice.
—No estás ayudando al mundo si el resto de tu familia sigue aquí —dijo Noah mientras se giraba.
El Segundo Príncipe no había cambiado en esos años, pero su expresión parecía más relajada. Ya no llevaba su amplia sonrisa o su rostro inexpresivo. Parecía en paz.